El higo, un ingrediente multifacético

Autor El Gourmet
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Higos secos, en almíbar, en dulce, rellenos, acompañando quesos y carnes… Las variantes son infinitas y el higo parece ser eterno. De hecho, acompaña al hombre hace más de 11.000 años y, si bien su origen puede rastrearse a Asia Occidental, después se dispersó por todo el mediterráneo hasta recorrer el planeta y llegar a ser parte de algunos de nuestros platos favoritos.

Su perfume nos transporta al verano en Grecia, donde son parte de la dieta diaria. Los griegos los comen frescos o secos, acompañando su tradicional yogur o en deliciosas conservas. Por supuesto, acompañan perfectamente el célebre queso feta griego. La receta más simple para armar un plato “a la griega” en minutos consiste en cortar unos higos frescos, agregarles unos trozos de queso feta, una cucharada del clásico yogur griego natural, unas hojas de menta picada, sal y pimienta.

Italia, por su lado, contrastará la textura crujiente de sus semillas con la de una cremosa burrata y un jamón crudo bien curado acompañando con verdes como la rúcula y un buen aceite de oliva. Un buen ejemplo de esta combinación es la Ensalada Grillada de Higos. En platos salados y calientes, los higos maridan perfectamente con carnes como el pollo, el magret de pato y el cerdo.

Por supuesto, los higos también son los protagonistas de preparaciones dulces como budines, tartas y postres, como la panna cotta o el flan. Una receta casera, infaltable en cualquier cocina es una clásica mermelada para acompañar desayunos, pasteles e incluso, una tabla de quesos. Además, esta es tan sencilla que puede estar lista en tan sólo 40 minutos para conservar en el refrigerador por un mes: lava los higos (500 g) y retírales los cabitos. Córtalos en cuartos y colócalos en una olla con agua (150 ml). Llévala a fuego medio durante 15 minutos. Añade el azúcar para mermelada (200 g) y cocínalo durante 15 minutos más, asegurándote de remover con una cuchara de madera, para que no se pegue en la base. Para los que prefieren un dulce más fluido, sin trozos de fruta, los higos pueden procesarse ligeramente antes de la cocción.

Por último, entre sus propiedades, cabe destacar que el higo es una excelente fuente de fibra, antioxidantes y una variedad de vitaminas y minerales. Para los amantes de este manjar y que buscan disfrutarlos en su mejor versión, hay algunos puntos a tener en cuenta en cuanto a su conservación: lo ideal es consumirlos a temperatura ambiente, unos días después de su recolección. Otra opción es conservarlos en el refrigerador y consumirlos dentro de la semana. También pueden congelarse enteros en una bolsa plástica, pero no más de seis meses.

Contrario a lo que uno pueda pensar, los higos secos tienen un aporte nutricional aún mejor que el de los higos frescos así que es un buen motivo para tenerlos bien a mano en casa, bien conservados y sumarlos a cualquier preparación. No hay excusas, no es necesario esperar a que sea temporada de higos para tenerlos en nuestra mesa.


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