Desde tiempos antiguos el hombre usa hierbas; sus hojas, flores, frutos y raíces con fines terapéuticos, culinarios, cosméticos o amorosos. No faltan jamás en la cocina de Soledad Nardelli.
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Tomillo salvaje, orégano, perejil entre los más visitados. En su huerto cuyano crecen con aromas y sabores especiales, tan especiales como las liviandades que prepara Sole.
Ella también sabe cómo tratar hierbas más sofisticadas como el eneldo, perfecto para el pescado y por su utilización en encurtidos. Este posee un sabor cálido, picante, algo anisado y bastante fuerte. Las hojas frescas son mucho más sabrosas que las secas, y como con la cocción disminuyen su sabor, deben añadirse al plato un poco antes de servirlo.
El estragón se usa desde el siglo XVI especialmente en la cocina francesa. Las hojas frescas se destinan a ensaladas. Cocidas, en salsas diversas como la bernaise. También para perfumar las mostazas.
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No olvida al omnipresente y modesto perejil, fuerte y perfumado. Cuando se lo cocina despide más sabor, por lo que la cocinera sugiere incluirlo al final de la preparación.
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