Rudolf Steiner, más conocido en el campo de la educación por ser el creador de la Pedagogía Waldorf, ideó en 1924 un método especial de cultivo que hoy experimenta un “revival” más que interesante.
La agricultura biodinámica, tal como la llamó, está siendo rescatada en busca de las claves para una nueva gastronomía.
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A la luz de la luna
Así como el satélite natural de la tierra influye en las mareas, ¿Es posible que lo haga sobre los alimentos?
Esta fue la pregunta que el filósofo austriaco intentó responder. Para este, si los vegetales están compuestos por un 95% de agua serían sensibles a estos tipos de cambios. Estudiando entonces las fases lunares es posible conocer de antemano el momento justo para cosechar.
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Pongamos un ejemplo, los días de luna ascendente (cuando su órbita es más elevada que el día anterior) la composición líquida de las plantas se impulsa o concentra en las raíces y por ello es el momento ideal para realizar la recolección de zanahorias, remolachas, jengibre, entre otras. Siguiendo la misma hipótesis, identificó en el calendario lunar para tallos, hojas, flores, semillas y frutos.
Esta práctica tiene además como premisa evitar el uso de fertilizantes, pesticidas y herbicidas industriales poniendo el foco en la sustentabilidad del suelo y la salud del comensal.
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Así en la tierra como en el cielo
El restaurante Mirazur, uno de los mejores del mundo, es pionero y modelo de la cocina biodinámica. Comandado por el laureado chef argentino Mario Colagreco, pone a disposición del público un menú único y cautivador creado con ingredientes de su propia huerta agroecológica y en armonía bajo el influjo del astro.
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Interesante ¿No?