Obertura, música para tus sentidos

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Kaikén es una bodega de capitales chilenos, fundada por un gran enólogo , Aurelio Montes. Recuerdo la primera vez que sucumbí de goce al probar su primer Chardonnay de Mendoza en Vinexpo .Fue en el 2003, un verano violento. Quedo intacto en el recuerdo. Todo vino tiene una historia.
Como lo tendrá éste que acaba de ser presentado en un lugar también con historia; el Anselmo Hotel es un cinco estrellas pero de estilo boutique, situado ni mas ni menos que en la Plaza Dorrego, en San Telmo donde funciona ese marché- au puces desde hace añares.
Cuando llegue a este lugar abierto hace dos meses me di cuenta que allí, en ese edificio, completamente transfigurado había vivido un amigo el siglo pasado, el corresponsal francés del diario Le Monde, un sibarita como todo francés. Emoción.
Mucho más cuando probé Kaikén Obertura, nueva línea que comienza con este Cabernet Franc 2013. Es el primer paso de la bodega en una nueva dirección basada en la permanente exploración e innovación para llegar a expresar fielmente en los vinos el terroir en su más alto nivel de calidad. Kaikén Obertura Cabernet Franc refleja nítidamente la variedad de la cepa, su verdad.
Es un vino natural, fresco y sin madera, mejor dicho con un paso por madera de tercer uso, de ningún modo representa ese maderazo encubridor de cualquier otra virtud del vino. El enólogo nos dice que este vino tiene un potencial de guarda de más de 10 años.
Me recuerda lejanamente a un delicioso Chinon probado en Paris con Paz Levinson, en una simpática brasserie, Le Petit Sommelier. Así de elegante, así de fresco.
Para regalar o regalarse ene estas fiestas con un vino diferentes, no es que nos hartamos del Malbec, nos gustan las cosas nuevas. Como este vino de una concentración y estructura muy equilibrada, frescura y acidez, con una sensación de mineralidad proveniente de su suelo pedregoso en altura. La mineralidad es una sensación vaga a la que mucho apelan por esnobismo, está de moda, pero es huidiza. La siento en boca como algo salino, algo frio Personalmente no puedo oler la mineralidad, dejémonos de pavadas.
Además de este vino, la estrella del día, en la recepción, apreciamos su espumoso tan fea palabra como espumante, pero así lo mencionaron, elaborado con método tradicional, de segunda fermentación en botella. Frescura burbujeante con aroma a pan tostado y una importante acidez, divino para el mediodía bochornoso.
Delicias en un almuerzo para un mínimo grupo de periodistas acompañados por el enólogo y el gerente de la bodega. El almuerzo tuvo como escenario una alta mesa alta comunitaria y canchera en el Wine Bar de Anselmo. La chef ejecutiva del hotel, Camila San Juan es alguien para tener en cuenta, me deleite con la creatividad de sus platos modernos sin sobreactuaciones tecno.
Primera vez que los pruebo, pese a que trabajó con el francés Olivier Falchi, en Astor, de Soriano y tuvo algunos stages en Europa. Ahora se ocupa de los fuegos de este Anselmo de luxe, aunque el Wine Bar es ostentoso, más bien cálido e íntimo.
Un Torrontes con uvas de Cafayate, de Kaikén para los los mínimos bocados del inicio. El Chardonnay Ultra, aquel del recuerdo de Bordeuax fue el cómplice perfecto de bocados de la entrada: la ensalada fresca de quínoa y vegetales crocantes y salsa de cítricos.
Para el plato principal, apareció el nuevo vino en toda su gloria, nada mejor para este nuevo Cabernet Franc que un dúo de cordero, mix de tubérculos y chips.
Platos y vinos un solo corazón. Uno de los mejores, más tranquilos y placenteros encuentros del año. Por el lugar, los platos, los vinos, la compañía, el momento. Se sabe, los vinos y sus circunstancias.
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