Libros líquidos

Acaba de presentarse  878 Cócteles, recetas e historias del Bar de Buenos Aires, editado por Planeta. Los autores son Julián Díaz, un grande y su mujer la diseñadora Flor Capella, inventores de este lugar casi sacro. Por supuesto se presentó en el 8, como lo llaman sus fan al bar 878, ese oscuro y luminoso lugar en Villa Crespo. 

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Acaba de presentarse 878 Cócteles, recetas e historias del Bar de Buenos Aires, editado por Planeta. Los autores son Julián Díaz, un grande y su mujer la diseñadora Flor Capella, inventores de este lugar casi sacro. Por supuesto se presentó en el 8, como lo llaman sus fan al bar 878, ese oscuro y luminoso lugar en Villa Crespo.


El Bra- de-Buenos-Aires, el 8 acaba de cumplir 10 años de vida y es conocido en el mundo. Tiene algo de literario y misterioso. Esa puerta anónima, por la que penetra en un universo donde reina no solo el hedonismo, sino la amistad, la complicidad, y hasta la intimidad. Si uno quiere.

En ese espacio enrome, casi un galpón, con barra infinita, se sirven los mejores tragos de la ciudad. Clásicos y modernos, frescos o potentes. Tragos latinos y tragos universales. Y también esos vintage que volvieron con todo, los tragos de los nonos a la hora del vermú, con Pineral, Hesperidina, y etcéteras, revisitados. Allí recuerdo haber probado el mejor Pisco Sour fuera de Lima.

El libro tiene dos prólogos conmovedores de Inés de los Santos, la gran bartender y de Martin Auzmendi, un periodista especializado de gran sensibilidad. Pero sobre todo se encontraran en sus páginas fórmulas perfectas para reproducir en casa, desde la variada propuesta de Caipis, los Mojitos de Hemingway, pero también esos Manhattan de los film negros.

Como sostiene Díaz en su libro, los argentinos bebemos pero siempre lo acompañamos con algo, algún bocado. No solo para que los vahos no se vayan a la cabeza. En 879 hay una propuesta muy canchera de platos perfectos para acompañar tragos o vinos. Argentinos y del mundo. Como una Fainá con salsa de morrones asados y queso Lincoln o una Panceta braseada, ensalada de espinaca, hinojo y pomelo, entre otros. Y hasta el clásico revuelto gramajo con arvejas, imbatible para la madrugada.

Esos platos se pueden pedir en el amplísimo salón o en el de atrás, esa trastienda con tanto encanto, más restó.

Una edición perfecta, cuidadísima palabras para beber, con ilustraciones de un gran fotógrafo con quien alguna vez en mi vida trabajé: Santiago Ciuffo. Supo atrapar el espíritu del lugar, rebosante de spirits.

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