Vivimos en un mundo en donde activando un teléfono móvil podemos hacer todo ó casi todo. Las opciones van desde mandar un mensaje hasta abrir la puerta de una casa con un simple touch en la pantalla del dispositivo.
La cocina no escapa al avance tecnológico que parece no tener techo. En el mercado podemos encontrar desde refrigeradores y hornos inteligentes hasta pequeños utensilios ultra modernos que nos hacen la vida más fácil.
Lo que aún no existe es una máquina que reemplace al hombre en la cocina. Impensable por estos tiempos a pesar de que muchas empresas ya trabajan en esto. La famosa
impresora 3D Foodini creada por Natural Machines no le llega a nadie ni a los talones. La máquina promete mezclar hasta 6 ingredientes y cocinar un plato. Eso sí, la utilización de productos es limitada en cantidad y calidad, o sea, que nunca va a elaborar una buena pizza o un plato de pastas como los de la abuela.
La idea de convertir la cocina en un laboratorio está muy lejos. Sin embargo, ya ha traído manifestaciones a favor y en contra. Muchos sostienen que toda aquella máquina que ayude a reducir los tiempos gastronómicos es buena ya que les deja tiempo para otras actividades que los satisfacen más. Ellos son los fanáticos de la cocina exprés.
Del otro lado del mostrador, se encuentran aquellos que disfrutan de cada paso que dan a la hora de preparar un plato. Y como tal, se disgustan con las máquinas que sólo pueden producir algo “artificial”. Aunque reconocen que algunos utensilios y artefactos nos simplifican la vida.
Una máquina que puede mezclar, batir o procesar siempre es bienvenida y es muy útil si la sabemos aplicar. Lo que también es cierto es que hasta ahora, a pesar de las miles de creaciones, no ha existido ningún electrodoméstico que pueda detectar la falta o la abundancia de un ingrediente o si la comida está sabrosa o sosa. La mano del hombre en la cocina sigue siendo irreemplazable las preguntas serán entonces ¿hasta cuándo?¿Queremos que esto suceda?¿La tecnología podrá avanzar sobre algo tan personal?
Definitivamente es muy difícil pronosticar cómo avanzará la ciencia sobre la gastronomía en los próximos años. Lo que sí se puede afirmar es que le va a costar ingresar en este mundo donde cada cocina depende de la persona que la dirige y cada plato es el resultado de mezclas y combinaciones justas de sabores, texturas y experiencias recogidas durante años. Algo imposible de realizar hoy por el software de una máquina.