Identidad criolla con acento francés

Argentinos franceses, un solo corazón, siempre se supo. O se dijo. Desde la Pulpería Quilapán es un nuevo espacio para saborear comidas criollas, nacido de la mano de un francés cautivado por el terruño argentino.

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Argentinos franceses, un solo corazón, siempre se supo. O se dijo. Desde la Pulpería Quilapán es un nuevo espacio para saborear comidas criollas, nacido de la mano de un francés cautivado por el terruño argentino.


Tiene el encanto de aquellas antiguas pulperías, diseminadas a lo largo y a lo ancho de esta inmensa Argentina. Desde la de Lobos, en la Provincia de Buenos Aires, como La Paz que habilitara Rosas; la de San Javier en Traslasierra, donde se suceden increíble performances con paisanos bebedores de Fernet. O ese almacén de la plaza de Cafayate, por nombrar solo tres recientemente visitadas, entre otras sobrevivientes en las que los gauchos compraban alpargatas, cuchillos y aperos, empinaban un ginebra, o un vino y se aprovisionaban de azúcar, yerbas o arroz.

Esta es una pulpería urbana y colonial, en San Telmo, la porteña ciudad vieja que atrae a gente de todo el mundo. Aquí no se llega a caballo. Propone además de sus salones de época, su gran patio colonial con aljibe incluido, para probar cerveza del Chañar de San Luis, licor de Algarroba del Valle de Traslasierra, salame del Tigre, quesos de Suipacha y otros productos auténticos y sabrosos cuidadosamente elegidos, que descubrimos cada día.

La Pulpería permite redescubrir la gastronomía y el patrimonio argentino a través de un Bar, un Almacén y un Club Social. Así, se pueden degustar buenos licores regionales, cervezas artesanales, vinos pateros, quesos y fiambres criollos, empanadas de varias provincias, platos regionales al horno de barro. Pero también, disfrutar este espacio de encuentro entre vecinos, turistas y visitantes.

Instalada en una gran casona histórica de estilo colonial en San Telmo, la Pulpería tiene dos patios anchos, ladrillos a la vista, una chacrita y un jardín. También aprovecha los recursos naturales: un techo verde asegura la aislación térmica y sirve como parque para sus gallinas y conejos, alimentados con desechos verdes de la cocina. Como curiosidad, se volvió a poner en marcha una cisterna de 1860, que recupera el agua de lluvia y la usa para los depósitos de los inodoros, el riego, y las canillas de servicio.

La pulpería también es un museo vivo de la cultura argentina: en todos los ambientes hay recortes de diarios, fotografías antiguas, grabados, pianola, gramófono, televisores a válvulas, discos de pasta.

A Juan José Saer o a Borges les hubiera gustado.

En Defensa 1344 (San Telmo)/ 4307 6288/ www.pulperiaquilapan.com

Abierto de martes al domingo 8 am a 2 madrugada

Consumo promedio: $85 (mediodía)/ $250 (noche)

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