Botellas sobre la mesa

Finca La Anita –pionera en la elaboración de pequeñas producciones de alta gama– ofreció el 5 de julio pasado, en La Dolfina Polo Bar, una cata vertical de sus vinos más prestigiosos para celebrar el fin de la vendimia 2016.

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Como buen productor de terroir, el fin de una nueva cosecha es un momento especial: empieza la vida de sus nuevos vinos y, al mismo tiempo, los que ya tiene embotellados ganan un año de vida. Algo que en Finca La Anita, con veinticuatro años elaborando grandes vinos en pequeña escala, lo tienen muy claro.

Manuel Mas, creador y alma de Finca La Anita, comentó al respecto: “Hemos terminado una nueva cosecha y quisimos celebrarlo con nuestros amigos y clientes. Son más de veinte años esforzándonos para conseguir lo mejor de nuestras uvas de Agrelo y esta oportunidad, con una vendimia marcada por la naturaleza, me pareció propicia: ¿qué mejor que la llegada de una nueva añada para celebrar el estilo de elegancia, el respeto al terroir que caracteriza a Finca La Anita?”, dijo.

Seleccionados por la enóloga Soledad Vargas, los vinos fueron traídos para la degustación directamente desde la cava en Mendoza. En esta oportunidad se descorcharon los varietales insignia de la bodega, como emblemático Finca La Anita Syrah, de las añadas 1999, 2002, 2006, 2011. La bodega fue pionera en instalar la moda Syrah en esta parte del mundo.

También fueron aplaudidos Finca La Anita Cabernet Sauvignon 1999, 2003, 2005, 2012 y 2013, entre otros vinos. Fue una reunión perfecta, en la que el paladar revivió alguno de los sabores conocidos y, al mismo tiempo, descubrió su nuevo presente.

Los vinos degustados, fueron:

Finca La Anita Tocai : 1997 - 1995 - 2010
Finca La Anita chardonay: 1999 - 2001 - 2010 - 2011
Finca La Anita Cabernet Sauvignon: 1999 - 2003 - 2005 - 2012 - 2013
Finca La Anita Petit Verdot: 2005 - 2007 - 2014
Finca La Anita Syrah: 1999 - 2002 - 2006 - 2011
Finca La Anita Malbec: 1999 - 2002 - 2007 – 2014

Personalmente en esta cata me conmovió especialmente el Cabernet Sauvignon 2013, entre los mejores del mercado. Y la madura, rara complejidad del Tocai 1997, un blanco de guarda.