Clásicas a ultranza y de diferentes orígenes, devinieron universales. Las recetas se modificaron, se complicaron o se simplificaron con los años, pero su esencia permanece. Todas son suculencias que pueden servir hasta como plato único a la hora de un almuerzo exprés.
La
Ensalada Waldorf nació en el
hotel neoyorquino
Waldorf Astoria a fines del siglo XIX. Su base, simplísima, de apio, manzana y nueces, se fue sofisticando. Persiste en muchos lugares del mundo por liviana y fácil.
Tip: añadirle
curry y mayonesa casera mezclada con yogurt natural.
La
Caesar Salad también tuvo su evolución. Nació en
Jalisco y se universalizó, con un éxito fulminante en
California. Sus ingredientes son lechuga romana, cubitos de pan tostado -
croutons- y queso parmesano. El aderezo inclusive se vende envasado, pero nunca será igual al casero.
Siempre pensé que la
Ensalada Rusa era un invento porteño, al que se recurría sobre todo en las fiestas navideñas junto al matambre o al
vitel toné. Pero como su nombre lo indica, es originaria de
Rusia. La mejor que comí en mi vida fue en el mercado madrileño de San Andres, con erizos y eneldo.
El
Coleslaw es la
ensalada más popular de
EE.UU. y sus ingredientes son repollo crudo, mayonesa y zanahorias. Generalmente se come fría, como acompañamiento de los platos principales de barbacoas y
picnics. Algunos americanos no lo saben, pero este
plato en realidad es originario de
Holanda.
Aunque es menos conocida que las anteriores, en
Latinoamérica existe una ensalada que emociona a todo el que la pruebe: el
Solterito Arequipeño. Lleva queso, rocoto, habas frescas y otros vegetales, según su versión. Lo cierto es que todas deberían llevar el mejor aceite de oliva virgen de la cosecha del año.
Si te quedaste con ganas de probar una buena
ensalada, no te pierdas la
Ensalada Templada de Trigueros que prepara
Julius Biernet en su
nueva temporada de “
Los 22 minutos de Julius”.