Engrasar tres moldes redondos de 20 cm y forramos la base y los lados con papel vegetal.
Triturar los pistachos con 65 gramos de azúcar glas hasta que los pistachos estén finamente molidos.
Añadir las almendras molidas y 65 gramos restante de azúcar glas.
Mezclar y reservar.
Con ayuda de una batidora de varillas, batir las claras de huevo con el crémor tártaro a velocidad alta hasta que estén espumosas.
Verter lentamente el azúcar y batir hasta las claras estén a punto de nieve.
Añadir la mezcla de pistachos y almendras en dos partes.
Mezclar a mano.
Echar una gota de colorante alimentario de color verde.
Verter la masa en los moldes, extendiéndola suavemente para nivelarla.
Espolvorear con azúcar glas y pistachos picados.
Hornear durante 30 a 35 minutos, hasta que se dore justo en los bordes exteriores.
Dejar enfriar en sus moldes.
Armado
Batir la nata hasta que tenga un pico suave y añadir la crema fresca, el azúcar glas, el zumo de limón y la vainilla.
En un bol cortar en rodajas 500 gramos de fresas y en el otro los 250 gramos restantes en cuartos.
Verter un poco de mermelada en cada bol (si usamos gelatina de manzana, podemos derretirla en el microondas durante unos 10 segundos, hasta que se licue).
Revolver las fresas para que se impregnen de la mermelada.
Para montar la tarta cortar la primera base de merengue en una fuente.
Cubrir con un tercio de nata montada y echar la mitad de las fresas en rodajas encima.