Luego, cortamos la cebolla en brunoise y la doramos en una sartén con un chorrito de aceite de oliva y una pizca de sal.
Por otro lado, en una sartén, tostamos los piñones hasta que adquieran un color dorado y reservamos.
Cuando la cebolla esté bien cocida, agregamos la miel y la morcilla sin la piel. Seguidamente, cocinamos todo durante unos minutos y luego le añadimos los piñones. Retiramos cuando la morcilla esté hecha y reservamos.
A continuación, disponemos una lámina de pasta brick sobre la tabla de cocina.
Por otro lado, en un bowl, mezclamos un poco de agua y unas cucharaditas de harina para hacer un engrudo y pegar la pasta brick.
Luego, colocamos la mezcla de morcilla en el centro de la pasta brick y recortamos los bordes para hacer un rollito pequeño. Doblamos en forma de sobre y pegamos las puntas con el engrudo.
Para terminar, doblamos el rollito con las manos y repetimos el proceso para hacer el resto de los rollitos. Si se nos deshacen los rollitos al doblarlos podemos pincharlos con un palillo.
Por último, llevamos los rollitos al horno, en una bandeja, a 180ºC hasta que estén dorados.
Emplatamos los rollitos y le agregamos unas gotas de vinagre balsámico y tomillo.