Para comenzar, batir los huevos con tres cucharadas de azúcar, la manteca pomada y la medida de anís.
A continuación, incorporar la harina tamizada con la levadura, la pizca de sal y la ralladura de limón. Amasar bien, estirar y cortar en forma de pequeños rectángulos.
Una vez lista la masa, freír en abundante aceite caliente, hasta que estén dorados. Reservar sobre un papel para retirar el exceso de grasa y espolvorear con el azúcar restante.
Por otro lado, cortar las fresas y añadir azúcar a gusto y un chorrito de aceto balsámico. Dejar macerar durante 15 min.
Para terminar, emplatar las fresas en un cuenco acompañadas con los hojuelos.
Decorar con un poco de crema montada y menta fresca y servir.