Para comenzar, mezclar la manteca pomada con el azúcar y la harina, trabajándolo con las manos hasta conseguir una masa arenosa.
Después, laminar las frutas y acomodarlas en una fuente apta para el horno.
Cubrir con la masa de crumble y hornear a 250º durante 12 minutos, hasta que la superficie del crumble esté dorada y crujiente. En los últimos minutos cambiar para gratinarlo.