El origen de estos escalopes de lomo u otro corte tierno hay que buscarlo en el Imperio Austrohúngaro. Herencia vienesa que pasó a Milán, jamás a Nápoles.
La
milanesa a la napolitana es una contradicción: nació en el restaurante "Napoli" de Buenos Aires, que quedaba frente al
Luna Park. Se trataba de aprovechar aquellas
milanesas que sobraban, horneándolas nuevamente y añadiéndoles
mozzarella con
tomate.
En realidad, todo se puede panar, es decir pasar por
huevo y
pan rallado con diferentes productos como base:
1.
Costillitas a la Villeroy: son las costillas de cordero que se pasan primeros por una
bechamel y luego por pan rallado, fritas en mantequilla.
2.
Milanesas de Cerdo: muy buenas si son del carré o del solomillo y son perfectas para acompañar con puré de batatas o repollitos de bruselas saltados en mantequilla.
3.
Milanesitas de Seso: era la especialidad de la genial cocinera Ada Concaro. Se caracteriza por delicadezas culinarias mínimas.
4.
Milanesas de Pollo: conocidas como las "supremas", son simplemente una rica pechuga o muslo apanado con diferentes guarniciones -a la
Kiev, a la
Maryland, a la Suiza, a la Cubana, etc.-
En toda casa
porteña se recurre a las milanesas con frecuencia.
Veronica Zumalacárregui descubre estas cocinas familiares en sus merodeos por
Buenos Aires.
¡No te pierdas los nuevos episodios de
Me Voy a Comer el Mundo!