Los aguacates son imprescindibles a la hora de un brunch, mientras que el brócoli o los repollos de bruselas quedan relegados al fondo de la heladera. Existe una razón mucho más profunda que “nuestros gustos”, para explicar por qué elegimos comer lo que comemos. Descubrí el marketing de alimentos de la mano de una chef de El Gourmet.
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¿Nunca te has preguntado por qué las frutas son generalmente bien recibidas por todos, mientras que las verduras o las legumbres no? La experiencia gastronómica es multisensorial y multifactorial. Es decir que no solo se rige por las papilas gustativas y las interacciones químicas que se confabulan en nuestra boca, sino que también incide nuestro entorno, las costumbres e incluso lo que vemos en redes sociales, series y películas.
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Según explica la chef de El Gourmet, Margarita Bernal, quien también es investigadora gastronómica y experta en comunicación y marketing, los gustos alimenticios tienen que ver hasta con la familia y el pasado de las personas. “Más allá del tema biológico, hay un componente emocional y psicológico muy importante. Los sabores que producen nostalgia o recuerdos de momentos felices o de la infancia influyen en el gusto y en la felicidad.”
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Pero más allá de la historia personal, también existen factores externos como la publicidad y la mercadotecnia que influyen para que una persona primero conozca un producto, después cree cierta expectativa para llevarlo a la compra, y finalmente busca incidir para que la decodificación de lo que comió sea positiva.
Aguacate mexicano: el protagonista del momento y fruto del marketing
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Según datos de la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM), el día del Super Bowl en Estados Unidos se consumieron aproximadamente 140 mil toneladas de aguacate. Lo que representó una venta de alrededor de 306 mil millones de dólares.
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Estos números no se podrían explicar sin un trabajo constante de mercadotecnia. La APEAM, por ejemplo, viene pagando desde hace muchos años, campañas publicitarias en televisión y redes, en torno al día del Super Bowl, incentivando su consumo.
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La versatilidad del aguacate, su delicioso sabor y aporte nutricional no los inventa la publicidad, pero sin duda, que los consumidores lo vean en comerciales, series o en las redes sociales ha potencializado su aceptación y que se convierta en un alimento básico en las mesas de muchas culturas.
Popeye y las espinacas
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Margarita recuerda como otro capítulo visible de la mercadotecnia alimenticia el caso de la caricatura Popeye. “Corrían los años 20, cuando la desnutrición y anemia en los Estados Unidos eran las enfermedades más populares en los niños. Consecuentemente, se realizó un estudio sobre los alimentos recomendables para mejorar la dieta infantil. ¿El resultado? La alta cantidad de hierro que contenían las espinacas. A raíz de esto, inicia en ese país una campaña para incluir las espinacas dentro de la alimentación diaria. El caricaturista Elzie Crisler Segar —creador del célebre marinero Popeye—, decidió alimentar a su personaje estrella con este vegetal, para mejorar la nutrición de los infantes”, cuenta la experta.
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Las dificultades de esta tendencia
El uso de la publicidad y la mercadotecnia en torno a los alimentos no es mala, de acuerdo a la opinión de Margarita, siempre y cuando se realice con argumentos, creatividad y diciendo la verdad. El problema en las redes sociales es que existen muchos “gurús” que no son personas calificadas y pueden malinformar a la gente.
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“Hoy en día con el crecimiento de las redes han surgido muchos expertos fundamentalistas que se han dedicado a satanizar o darle valor a los alimentos. Me parece extremadamente preocupante, ya que además cambian de opinión o teorías con frecuencia y lo que están produciendo es negativo”.
Por ello, la chef recomienda hacer caso a los verdaderos expertos y también aprender a escuchar y conocer el cuerpo para saber qué nos sirve, qué nos hace bien y qué no.
Observar las tendencias en redes sociales, abrirse a nuevos sabores y experiencias es positivo, solo recuerda la importancia de verificar que lo que escuchas o ves es cierto, aprender a leer las etiquetas de los productos que adquieres y ser consciente de qué tanto beneficio aporta a tu cuerpo los alimentos que consumes.
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