Otros vinos de vértigo

Los viñedos más altos del mundo están en el salteño departamento de Molinos, en los valles calchaquíes.  Vinos tremendistas,  con una identidad especial.

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Los viñedos más altos del mundo están en el salteño departamento de Molinos, en los valles calchaquíes. Vinos tremendistas, con una identidad especial.


Allí se encuentran las bodegas Colomé, Humanao y Tacuil y de allí vienen también estos vinos Altupalka, de otro salteño apasionado: Alejandro Martorell, que conocí el año pasado y recién se están incorporando al mercado. Vinos que cuentan una historia.

En 1831, en el remoto Molinos, don Nicolás Severo de Isasmendi y Echalar –último gobernador realista de la intendencia de salta de Tucumán- fundó la bodega que heredó doña Ascensión Isasmendi de Dávalos: ella plantó en 1854 las estacas de sarmientos de Malbec y Cabernet Sauvignon traídos de Francia antes que los diezmara la plaga de la filoxera. Continúan produciendo uvas. La casa del gobernador, en Molinos, funciona como una posada austera y deliciosa, que atrae a los turistas europeos, especialmente franceses.

Visité Colomé, donde se plantaran estas antiguas vides en 1988. Conocí ese vino espeso, rudo, casi violento junto a Michel Rolland mucho antes que fuera asesor universal. Era un tinto con 17 grados de alcohol que Rolland quiso exportar a Francia. Lo hizo bajo el rótulo de vermouth. En esos momentos, Colomé era de Raúl Dávalos, descendiente de los dueños de esa hacienda desmesurada.

El empresario suizo Donald Hess conoció el lugar con Úrsula, su mujer, e inmediatamente quedaron atrapados por su magia. Gracias a una fuerte inversión, las 39 mil hectáreas son desde 2001 parte de Hess Group. Además de la bodega en Colomé funciona una posada de lujo, que ahora solo se ofrece para eventos privados y un museo para un artista único. James Turrell y sus deslumbrantes -extrañas instalaciones lumínicas.

Dávalos se retiró a otro de sus feudos, Tacuil, por donde según la zamba avanzaba por los cerros, Felipe Varela. Antes de vender Colomé probó si la altura de Tacuil, aun más alto que Colomé era apta para la vid. Tuvo suerte, actualmente, tiene los viñedos mas altos del mundo en producción.

De allí, vienen también los vinos de Alejandro Martorell que conocí recién en junio del 2015. Buscando altura a ultranza adquirió unas fincas a Dávalos. Los vinos son diferentes, personales, como son únicos el paisaje y los salteños. Y los elabora alguien que adquirió una sabiduría especial para tratar estos vinos, Thibault Delmotte, enólogo francés de Colomé.

Los probé el año pasado en lo de Joaquín Alberti, los Altupalka me encantaron, vinos y personaje, Los volví a catar para mi guía y hace solo unos días los probé junto a Martorell en Don Julio, mi lugar preferido para catar vinos con en la compañía indicada: la mejor carne.

Para las mollejas crocantes y finitas, tomamos el Sauvignon Blanc. No se parece a nada, es potente y untuoso, no tropicalea frívolamente. Pero refresca a la hora del aperitivo con empanadas incendiaras, como esas que solo se prueban en los Valles Calchaquíes. Altupalka Malbec-Malbec combina Malbec de dos atura 2.590 y 1750 mts (Cafayate). Es salvaje y exótico Diferente, complejo. Remite a sus lugares de origen. Se bebe un paisaje. Un paisaje que acompaña una entraña jugosa.

El Altupalka Malbec extremo, su vino top tiene un alto grado alcohólico, como todos los de la región-16,5 grados.Y una potencia notable. Literalmente se toca el cielo con las manos. Ese milagro del vino se produjo otra vez, en una esquina de Palermo. Martorell habla de su vino como un artista habla de su obra. Por algo es el nieto de Maria Martorell, una famosa pintora abstracta. Salta inspira.

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