Las burbujas son rosadas

Autor Elisabeth Checa
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Me fascinan los champagnes rosé, sobre todo después de haber probado el de la viuda Clicquot, Maison que produjo el primer Rosé, invento de esa gorda mandona, fea y genial; y esa cara maravilla de Krug, de color apenas sonrosado. O el Laurent Perrier de emocionante tonalidad salmón.

En la zona de Champagne se añade una pequeña cantidad de vino tinto, no cualquiera, Pinot Noir de algún gran cru. El color, pero tambien la estructura y los aromas en algunos rosé argentinos siguen el modelo champenoise. Se agrega una mínima cantidad de vino tinto a los vinos base. Así lo hace Chandon en sus Rosé, el Baron B y el Chandon Brut, a los que se agrega Malbec. Resulta un champán bien argentino.

Otro método para las burbujas rosadas, muy utilizado en los espumantes nacionales: se elabora el vino base como rosado, es decir con poco tiempo de contacto entre el mosto y los hollejos, el tiempo para alcanzar el color deseado. Después vendrá la segunda fermentación, por el método tradicional (en botella) o por el método Charmat (en tanques). Por acá más que el método importa la calidad de los vinos: para qué champañizar en los pupitres con el antiguo método artesanal un vino base mediocre. Pero un buen vino base fermentado por segunda vez en tanques, con reposo sobre borras, puede ser excelente.

En la Argentina, en general se utiliza Pinot Noir, uno de los cepajes clásicos de la región de Champagne. Pero tambien Malbec o alguna otra uva tinta. Si se la proporción de Pinot Noir, el champaña tendrá un leve color salmón, pero, además, más estructura. Resultará más vinoso.

En los champaña, cuatro, de Rosell Boher predomina el Pinot Noir. Su rosé esta hecho exclusivamente con estas uvas y el color es intenso y brillante. Me gusta más ahora que cuando lo presentaron hace un par de años, menos fucsia, más brillante. De la marca Cruzat Larraín, lanzada a fines del 2007, elijo el rosé, de color tenue, elaborado con el método de maceración carbónica (como los Beaujolais Nouveau y muchos otros vinos) que mantiene la intensidad de los aromas frutados. Tiene 90% Pinot Noir y 10% Chardonnay y permaneció 14 meses sobre borras.

Otros rosados: Alma 4 de Sebastián Zuccardi y sus jóvenes amigos enólogos suma una novedad, por lo menos para mi que lo probé por primera vez y me encantó: Pinot Rosé 2006, un rosado de color casi demasiado intenso, muy frutado. Dos bodegas argentinas presentaron este año sus productos, Navarro Correas un espumante de Malbec, con la calidad que siempre se destacó en los clásicos champañas de la Bodega. Seco, frutado, con las características únicas del Malbec argentino, ya que fue elaborado como un vino rosado antes de la toma de espuma por el método Charmat. La patagónica Bodega Shroeder tiene Rosa de los vientos, un raro espumante de Pinot Noir que tan bien se da en la región. Ambos son deliciosos y festivos. Bodega del Fin del Mundo, por su parte, en su nuevo lanzamiento de su ya tradicional espumante, cambió la fórmula: aumentó la proporción de Pinot Noir, no es absolutamente rosado pero tiene un color sutilmente salmón. Está magnifico, y resulta realmente un best-buy por su precio casi irrisorio para esta calidad. El tradicional Rosé de Trumpeter, tiene una elegancia conmovedora, finas burbujas y buen cuerpo. El Atemporal de Alta Vista me sigue emocionando, especialmente el rose, aunque no lo llamen rosé, apenas sonrosado por la presencia del Pinot Noir. Chandon también tiene un encantador Cuvée Pinot Noir, que alguna vez, en cata a ciegas para el Club del Buen Beber le gané el primer puesto a sus hermanos franceses. Y el sabio enólogo Daniel Pi creó para Trapiche un brioso rosé de virtuosa relación calidad- precio.

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