Comer en los Valles Calchaquíes

Autor Elisabeth Checa
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Cafayate es el centro de las grandes y las pequeñas bodegas salteñas para investigar y probar estos vinos tan diferentes al resto de las enologías patrias. Tienen terruño y el terruño no solo implica el suelo y la amplitud térmica dada por la altura – a partir de 1750 mts. hasta los 3100 crecen los viñedos en los Valles Calchaquíes- también incluye a los hacedores del vino como Arnaldo Etchart, en su bodega Yacochuya, con viñedos a 2000 metros de altura donde se asoció con el famoso enólogo francés Michel Rolland. En Yacochuya también está junto a los viñedos propios la bodega de Palo Domingo. Ambas son bodegas familiares de diferente origen. Y Piattelli, la de la pareja de los americanos Jon Malinski y su mujer Arlene, enamorados de Agrelo en Mendoza y luego de este terruño emocionante, Yacochuya.

En la bodega Piattelli, inaugurada hacer un par de años, apuestan al desarrollo de productos orgánicos. El lugar tiene un restaurante que se encuentra entre la mejor gastronomía de la región. Para realizar cada nuevo plato en Piattelli, la creatividad es muy importante para su Chef Gabriel Rodriguez, quien propone reencontrarse, en cada plato, con los sabores ancestrales de la cocina nativa. Los menús están pensados para que los productos sean los protagonistas.

Algunas de las entradas: humita con quesillo fresco, empanadas salteñas, mollejas asadas con miel de caña sobre crema de zapallo andino, provoleta de queso de cabra de la quebrada sobre ajíes al rescoldo y fresco tomates en oliva. Todas ellas se pueden acompañar con el fresco y perfumado Torrontés de Piattelli. O con el rosé, de Malbec con pizca de Torrontés.

Entre los principales, se destacan la cazuela de cabrito de los cerros con papas andinas crocantes y pimentón de Cachi, que felizmente reencontré en la feria Masticar, junto a un ají incendiario y ese comino de sabor único. Hay también ojo de bife adobado con hierbas andinas sobre papas al rescoldo. La especialidad de la casa es el osobuco a la Piattelli, que compite con la regionalidad del pastel de quínoa, carbonada a la Antigua y sopa de calabaza orgánicos. Para los fines de semana, el asado a la llama con vegetales asados al horno de barro y papas parrilleras también seduce a los visitantes. A la hora del postre, se destacan la tarta de membrillos en cascos asados en Malbec. Una mención especial merecen los panes de Piattelli, elaborados personalmente por el Chef con ingredientes como nueces, aceite de oliva, miel, salvado, azúcar orgánica, semillas de chia, sésamo, lino y amapola. Los vinos de Salita y Mendoza acompañan esta fiesta en las alturas.

Una visita a Salta, los deslumbrantes Valles Calchaquíes, sus platos y sus vinos es una buena opción para las próximas vacaciones de invierno. Allí brilla el sol y suenan las zambas.

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