La sal no es mala palabra

Autor El Gourmet
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Una de las cosas más placenteras que tiene cocinar es que siempre hay nuevos desafíos a la hora de conocer más acerca de sabores, preparaciones e ingredientes. Aún para aquellos que usamos a diario como la sal, según palabras del chef Ferran Adriá “el único ingrediente capaz de transformar la cocina”.

La sal es el condimento más usado en las cocinas del mundo: intensifica los aromas, equilibra los sabores, hace a las carnes jugosas y puede preservar alimentos por meses y hasta años. Podemos encontrarla en diferentes versiones, grosores, texturas y colores según de donde provenga y cómo fue procesada. Cada una de sus encarnaciones aporta algo diferente. Estas son tan solo algunas de las variantes para que te animes a sumarlas a tus platos.


Sal en escamas

Esta sal que al igual que la sal marina se obtiene evaporando agua de mar tiene cristales de formas piramidales y tamaños irregulares. Estos le agregan textura a cualquier preparación, y por eso suele usarse para terminar un plato. Puedes probarla esparciéndola sobre ensaladas y pescados o inclusive colocando algunas escamas sobre un plato de aceite de oliva y romero para mojar un pan. Se usa mucho en preparaciones dulces de pastelería y sobre todo con ingredientes como el chocolate y el caramelo. 


Sales ahumadas

Las sales de mar ahumadas son un relativamente nuevo y excitante aporte para los cocineros gourmet. Se producen ahumando en frío y pueden diferir unas de otras en color y sabor dependiendo de las maderas que se usaron en su preparación. Le aportan un sabor único a una amplia gama de platos tanto grillados como al horno y quedan increíbles con ciertos pescados como el salmón. Una buena idea es usarla para aportar sabor a sopas, salsas y aderezos para sándwiches. Anímate a usarlas con platos picantes con chiles o para hacer tu propia salsa de barbacoa casera.

 

Sal marina

El término “sal marina” (Sal del Mar, Sel de Mer en francés y Sale Marino en italiano: te damos los nombres para la identifiques si viajas) se refiere a la sal que se obtiene directamente de océanos y mares vivientes. El agua de mar se evapora naturalmente expuesta al sol y el viento y no suele refinarse y por lo tanto contiene muchos otros minerales como magnesio, calcio, potasio, magnesio, iodo y zinc. Dependiendo de donde provenga puede tener un salado leve o intenso así que es aconsejable probarla antes de cocinar con ella. Idealmente, no se usa durante la cocción si no que se agrega al final para terminar platos tanto salados como dulces.


Estas son solo tres de las muchas variantes de sales que hay en el mundo de la cocina. La idea es atreverse con nuevos sabores y texturas y redescubrir ingredientes que usamos a diario en nuevas versiones y recetas.


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