Montamos las claras a punto de nieve bien dura, que le demos la vuelta y no se despegue de la fuente en la que lo hemos batido.
Juntamos las claras a punto de nieve con nuestro batido que tenemos reposando en la nevera, con movimientos envolventes y mucho cuidado para que no se caiga.
Llenamos las ¾ partes de los moldes y los metemos al horno, estarán listos cuando los pinchemos y el palillo salga seco.
En 25-30 minutos, habrán crecido y estarán dorados y crujientes.