Para comenzar, precalentamos el horno a 180ºC y enmantecamos un molde desmontable alto de 18 a 20 cm de diámetro con spray o manteca.
Luego, preparamos la ganache. Para ello, calentamos la crema en una cacerola y cuando hierva le añadimos el chocolate cortado. Integramos bien todo. Reservamos en un bol para que se temple y cuando haya perdido el calor, tapamos con un film y la reservamos en la heladera.
Seguidamente, trituramos bien las galletas.
Por otro lado, fundimos la manteca en una cacerola y cuando esté líquida la mezclamos con las galletas trituradas y el azúcar. Mezclamos bien y las colocamos en la base del molde y los laterales hasta, al menos, unos 3 cm de altura. Llevamos a la heladera hasta que esté firme.
Mientras tanto, preparamos el relleno. Para ello, batimos el queso con la manteca de maní, el azúcar y la harina hasta que la mezcla sea homogénea.
Incorporamos los huevos, uno a uno, mientras batimos a velocidad media-baja.
Por último, añadimos la crema y mezclamos de nuevo para que esté bien homogénea.
Sacamos la base de la heladera y la rellenamos con esta mezcla.
Luego, llevamos al horno durante 15 minutos a 180ºC y luego bajamos la temperatura a 120ºC y seguimos horneando durante, al menos 60 minutos más, o hasta que toda la superficie haya cuajado y sólo quede el centro un poco húmedo.
Retiramos del horno, dejamos templar y, cuando esté a temperatura ambiente, pasamos un cuchillo por los bordes, entre el molde y la tarta.
Llevamos a la heladera durante 6 horas como mínimo.
Pasado el tiempo, desmoldamos con cuidado la tarta. Si la ganache está muy sólida, la calentamos en el microondas o a baño maría para poder dosificarla.
Cubrimos la tarta por encima con la ganache, decoramos con unos maníes con miel y servimos.