Para comenzar, llevamos una sartén al fuego que sea también apta para el horno. Salteamos el bacon, y cuando empiece a dorar, añadimos el radicchio. Salteamos durante unos minutos más.
Precalentamos el horno a 200ºC.
Luego, batimos los huevos en un bol con una pizca de sal y los añadimos a la sartén. Mezclamos un poco y cubrimos con el queso grana rallado.
Llevamos al horno a una temperatura de 200ºC durante unos 10 minutos como máximo hasta que el queso se gratine.