En un bol, colocar la harina y la sal. Mezclar ligeramente y reservar.
Para hidratar la levadura, colocar en un bol pequeño 120 ml de agua tibia y el azúcar. Mezclar con una cuchara.
Una vez que el azúcar se haya disuelto, incorporar la levadura en forma de lluvia. Cuando la levadura se funda y suban algunas burbujitas a la superficie.
Añadir la levadura hidratada en el centro del bol con harina y sal. Mezclar con una cuchara. Agregar otros 150 ml de agua tibia. Trabajar con una cuchara primero y luego con un cornet.
Trasladar la masa a una superficie de trabajo. Amasar hasta obtener una textura suave y elástica. Darle forma de bollo y golpear contra la superficie 5 veces aproximadamente.
Cuando el bollo esté casi liso y muy firme, llevar a un bol aceitado. Aceitar también el bollo, tapar con película de PVC y dejar reposar alrededor de 90 minutos, hasta que la masa crezca y esté bien relajada.
Trasladar el bollo nuevamente a la superficie de trabajo, desgasificar, estirar formando un rollo largo, cortar en porciones y formar bollos del mismo tamaño, amasando un poco.
Con el palo de una cuchara, realizar un agujero en el centro de cada bollo. En una placa previamente engrasada con mantequilla, dejar descansar hasta que dupliquen su tamaño.
En una olla con agua hirviendo y sal, sumergir los bollos. Una vez que suben a la superficie, dejar cocinar por 2 minutos.
Retirar, pintar con huevo y espolvorear algunos bagels con semillas a gusto -pueden ser de sésamo, amapola, etc. – y otros con sal entre-gruesa.
Llevar al horno y cocinar a 220 °C durante 20 minutos, hasta que se doren bien.