Conocidas en todo el planeta, las salchichas resultan una rápida y sabrosa solución a la hora de comer.
La
salchicha vienesa, o
Frankfurter, tiene fama mundial. Mezcla de cerdo y ternera, levemente condimentada, es suave y versátil para servir con un sinfín de guarniciones. Van bien con cualquier aderezo y se acompañan a la perfección con una buena cerveza.
Entre las variedades alemanas se destaca la
Weißwurst (wurst es salchicha en alemán, y weiß, es blanco). Originaria de Baviera, su palidez se debe a que se elabora únicamente de cerdo. Acompañe con mostaza dulce y
Chucrut, sus aliados.
La
Merguez es la versión marroquí. Se elabora de cordero especiado y picante, y se come sola a la parrilla o se acompaña con
couscous o chakchouka (preparación típica de pimientos confitados y huevos rotos).
La
Salchicha parrillera se destaca en cualquier asado. Es de carne de cerdo condimentado con ajo, ají molido y nuez moscada. Se cocina a las brasas en forma de espiral, vuelta y vuelta, y se come como entrada con
chimichurri o
salsa criolla.
La
Chistorra hispánica es de carne de cerdo y vaca, con pimentón. Se consume especialmente en el País Vasco y en Navarra. Se añade a guisos de cuchara, se disfruta sola o apenas saltada en la sartén. También se dora y se mezcla con huevos revueltos.
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