Los Panelle es un plato emblemático de la cocina siciliana.
Muy fácil de hacer, aunque se requiere del mismo brío, paciencia y esfuerzo necesario cuando se hace polenta real, no la pre-cocida.
Sólo hay que mezclar la harina de garbanzos, comprada en una dietética, con agua.
Poner una parte de la harina, tres partes de agua en una cacerola y revolver con cuchara de madera 40 minutos sin parar, tipo danza derviche.
Se enfría esa
harina de garbanzos ya cocida a pulmón, sobre el revés de un plato, la medida justa para que la masa quede bien fina.
Después se corta en triángulos y se fríe en
aceite de oliva muy caliente. Se secan como todas las fritangas, sobre papel.
Puede despertar pasiones gourmet incontrolables y ayudar en otra; según la medicina ayurvédica la harina de garbanzos es santo remedio cuando la libido desmaya.
Otros manjares mediterráneos con garbanzos:
hummus, ese puré de garbanzos con pasta de sésamo y oliva. Y la
fainá que sorprendentemente probé en las medinas y mercados en Marruecos (Assilah) y algunos barrios argelinos, dónde la llaman
calientita. Imprescindibles para añadir a los
pucheros o cocidos, pero atención, siempre deben remojarse unas horas antes de hervirlos. Los apurados pueden recurrir a los garbanzos de latas. No es lo mismo.