Celebrar el origen

Para el filósofo presocrático Parménides, el huevo era una metáfora del ser. Sin fisuras. La perfección. Ahora se descubrió que, además no engorda y es absolutamente necesario para cuerpos divinos o maltrechos. Eso si, complica al vino, dicen.

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Para el filósofo presocrático Parménides, el huevo era una metáfora del ser. Sin fisuras. La perfección. Ahora se descubrió que, además no engorda y es absolutamente necesario para cuerpos divinos o maltrechos. Eso si, complica al vino, dicen.


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En Argentina se desarrollará la Cuarta Semana Gourmet del Huevo. Este año será entre el 5 y el 9 de octubre, coincidiendo con la celebración organizada por la Comisión Internacional del Huevo (International Egg Commission) que realiza diversos agasajos alrededor del mundo.

En la Cuarta Semana Gourmet del Huevo participarán los principales referentes gastronómicos de todo el país. Elijo Tomo I con las delicadas delicias de las Concaro: Huevo Poché con huevas de salmón sobre tostada de brioche, alcauciles benedictinos con puré de zanahorias y huevo pocheado, y flan de té con frutas rojas. Y entre otros, la propuesta de Ginger restaurante, inaugurado hace poco, que ofrece entre sus platos pensados para la ocasión huevos charros, carpaccio ahumado de ternera con huevo mollet con vinagreta de tomate, alcaparras fritas y queso azul, pescado blanco en croute de cereales con puré de brócoli y salsa holandesa de estragón, creme bruleé de queso manchego. Hay 40 menús más en la patria, girando sobre el huevo en las diferentes regiones.

Algunos expertos en acuerdos entre vino y comidas acusan al huevo de tapizar las papilas e inhibirlas para los goces del vino. Creo que exageran, nada mejor que una tortilla de papas con una copa de Tempranillo o una flute de champagne con huevos mollet y caviar. ¿Qué pretenden? ¿Qué tomemos agua? El agua es para la sed, decía Colette.

No podemos negarle el vino a esa gran salsa francesa a base de huevo: la bernaise, echalotes y estragón en reducción de vinagre y vino blanco que se añade lentamente a yemas a baño maría, incorporando, de a pocos trocitos de manteca, con mucha atención. Si se corta, chau Bernaise. Acompaña a los mejores entrecôtes o lomos grillados. Este clásico clama por un potente Cabernet Sauvignon. Tampoco podemos privar del vino una salsa holandesa, a base de huevos, y manteca, tan buena para los pescados. El Chardonnay es el cómplice perfecto.

Los organizadores de esta semana gourmet del huevo deberían realizar una campaña: sí a los acuerdos entre huevos y vinos. El vino, como el huevo, es un alimento virtuoso.

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