Proper, cocina- verdad

El lugar, en los confines de  Palermo Soho,  es un galpón o un gran garaje con estética industrial, rústico y algo hippie. En este marco  funciona  desde hace pocos meses un lugar exitoso por su propuesta y sus sabores.

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El lugar, en los confines de Palermo Soho, es un galpón o un gran garaje con estética industrial, rústico y algo hippie. En este marco funciona desde hace pocos meses un lugar exitoso por su propuesta y sus sabores.


Ninguna estética remilgada, cero diseño. A Proper se entra por un gran portón sobre la calle Araoz 1676. Mesas de madera, simples y otras hechas con tablones para compartir. Al fondo los hornos de leña, la cocina a la vista con atareados cocineros. Muy buena música, jazz sin estridencias .En este ámbito con onda joven, descontraída se mueven a su gusto, Leo Lanussol y su socio Augusto Maier.

Leo tiene un curriculum curioso: comenzó como ayudante en el Preferido de Palermo, trabajo con Thierry Pzonka y en DOM en San Pablo el famoso de Alex Atala., luego con en el Café San Juan y varios años con Narda Lepes. Todos con estilos diferentes y la misma pasión por los sabores y la innovación.

La carta de Proper cambia todos los días, según las frescuras del mercado. De lo que se trata es de jugar con texturas, ofrecer a los comensales bocados ricos y sorprendentes, simples, poco sofisticados. El pan, con masa madre, es excepcional.

Las entradas se sirven en pequeños platos, los principales en platos más grandes. Todos los platos en el medio, para compartir como en el vecino Gran Dabbang o en Elena del Four Seasons. Eso da la posibilidad de probar diferentes platos al mismo tiempo. Esa noche junto a amigos, pedimos como entradas calabaza asada, granada y queso cabrino; batata ahumada, kale - esas hojas como de col rizada, un súper alimento de súper moda- queso azul tres leches y avellanas fritas.

Compartimos también la pesca del día, corvina con salsa romesco de ají amarillo picante, arvejas y pomelo, pulpitos con salsa koreana picante y remolachas y deliciosos, pálidos calamares cocinados solo tres minutos de textura perfecta. Lo mejor resultó ser la Humita horneada, queso gascony de cabra y ají molido. Entre los principales casi siempre hay cochinillo al horno, para repartir entre dos o cuatro.

El flan de dulce de leche de Proper, nada más porteño, ya es famoso en el mundo. Otras dulzuras algo más exóticas me sedujeron: papayas en almíbar, yogur de leche de coco, crocante de maní y lima kafir.
La carta de vinos es corta e interesante, con precios amables La joven sommelier trabajó antes en Tegui y en Restó.

Vinos para nada convencionales acompañaron nuestra comida: Perro Callejero, blend de Viognier de la Bodega Mosquita Muerta y JI JI JI Malbec Pinot Noir 2016, cofermentados, demasiado joven. La carta da para incursionar en bodegas emergentes o vinos raros, como Cara Sur, el vino sanjuanino del Valle de Calingasta con uvas criolla firmado Sebastián Zuccardi. Figuran también, en esta carta breve los Pinot Noir de Marcelo Miras y el Serbal Pinot Noir de Atamisque, recomiendo ambos por su elegancia y versatilidad.

Vinos y platos divertidos.Van con el lugar, siempre llenos de locales y foráneos. No hay reservas, esperar es la única solución. Vale la pena. Ojo, tampoco tienen tarjetas, solo efectivo.

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