Enzo Bianchi, según pasan los años.

Una cata vertical siempre nos dice algo más del vino y sus circunstancias. Percibimos el tiempo, el clima, los estilos, las tendencias, imaginamos las lluvias primaverales, los veranos secos y calurosos.

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Una cata vertical siempre nos dice algo más del vino y sus circunstancias. Percibimos el tiempo, el clima, los estilos, las tendencias, imaginamos las lluvias primaverales, los veranos secos y calurosos.


Un gran vino, como el Enzo Bianchi, cambia de humor cada cosecha. Conozco este vino desde su nacimiento, creo que la primera versión debe haber salido en el 1994, y recuerdo muy bien la euforia de Don Enzo, su autor, cuando lo presentó en el Marriott Plaza, me dijo:” Quise diseñar un vino al estilo de los grandes cru de Burdeos”. Lo logró.

No es la primera cata vertical del Enzo a las que asisto. La primera se hizo en el restaurante Oviedo y se probaron las cosechas 1999, 2000 y 2002. Hace unos años
asistí a otra degustación vertical, donde la secuencia fueron las cosechas 1999, 2000, 2003 y 2005, ésta última aun no había sido presentada en el mercado. Los vinos cambiaron y nosotros los de entonces ya no somos los mismos, por suerte.

A aquella cata en la cava de La Bourgogne asistió Bob Pepi, el asesor californiano de Casa Bianchi un tipo simpático y tranquilo, un hedonista perfil bajo que no abrumó con tecnicismos, al contrario, sus comentarios fueron breves, terminaba cada intervención con un escueto enjoy the wine.

Para eso se hacen, claro que los disfrutamos. Fue una ocasión única poder probar y comparar estos vinazos,

Hace unos días Facundo Pereira, el enólogo principal de la bodega presento otra vez en la Cave de La Bourgogne, un lugar ideal, a la prensa especializada algunas cosechas del Enzo Bianchi Grand Cru, las que aun quedan: 2001,2003, 2005,y 2006, 2007, 2010 y 2011, el primero en el que intervino este enólogo con influencias francesas, ya que trabajo con el grupo Clos de los Siete y vinificó en Bordeaux.

Si a todos los colegas presentes se asombraron con la vivacidad , la intensidad en el color, la presencia en boca y la elegante complejidad del 2001, debimos reconocer que todos estaban briosos, desde el color hasta su expresividad donde se siente el terroir San Rafael, optimo para la variedad. Las uvas de Finca Asti de donde proviene el vino tienen certificación orgánica.,

El blend, el primero de Pereira mantiene el estilo Mèdoc, que en esta cosecha 2011 presenta un corte de 75% Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc 10%, 8% Petit Verdot y 7% Malbec.

Estas parcelas seleccionadas -plantadas con al menos tres de los clones más prestigiosos de Cabernet Sauvignon, categoría A del Entav de Francia- permiten la consistencia en el tiempo, la complejidad y carácter para la elaboración de este Grand Cru, ya que cada uno de estos clones puede comportarse con matices respecto del otro, y aportar flexibilidad ante cambios en las condiciones climáticas, asegurando un altísimo estándar de calidad en este vino.

“La Cosecha 2011 de este corte se presenta como un vino de muy buena intensidad y profundidad de color. En nariz el carácter especiado de notas de pimienta negra y pimentón está dado principalmente por Cabernet Sauvignon que es el alma de este blend, asimismo se perciben sensaciones mentoladas de Cabernet Franc. En armonía con estos aromas se destacan las frutas del Malbec y Petit Verdot, como así también notas ahumadas, cuero, chocolate dadas por su paso en roble de 14 meses”. Sostiene Pereira.

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