Ninguneado como vegetal glamoroso, el modesto puerro tiene una larga historia. Pocos saben que era cultivado por los egipcios. A los romanos les encantaba y lo consumían de muchas formas. Fueron ellos quienes lo introdujeron en Gran Bretaña, donde se convirtió en la Gran Verdura Nacional.
Lo que hay que saber Tiene numerosas virtudes, entre ellas ser muy poco calórico y posee ese conmovedor sabor personal que transmite a
caldos, a
cocidos y a
gratinados.
En los bistró parisinos, los elijo como entrada: se llaman simplemente
Poireaux vinaigrette o
puerros a la vinagreta. Desde ya siempre se comen cocidos, jamás crudos. La parte blanca se sirve entera, con una vinagreta compuesta por
mostaza disuelta en
vinagre de vino,
oliva y
pimienta.
Otros usos inefables: en
quiches, con
jamón o
bacon,
gratinada con un huevo,
crema y
gruyere.
La
vichysoisse, famosa
sopa de papas y
puerros, se elabora hirviendo juntos ambos vegetales hasta que las papas se deshacen. Se añade sal y pimienta, se pasa por el mixer, un par cucharadas de crema de leche, sal, pimienta y una pizca
nuez moscada. Se sirve fría o caliente.
Ojo, en los
pucheros, añada los puerros enteros a último momento para que cocinen y no se deshilachen como recuerdos viejos.
Nada más rico sobre todo si se rocían con un aceite de oliva extra virgen.
Son fórmulas algo vintage, pero que sobreviven a cualquier tendencia o fusión. Clasicismos a ultranza, o el eterno y sano retorno de los sabores familiares.
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