Desde el famoso caldillo de congrio, ensalzado por Pablo Neruda en el poema del mismo nombre, hasta los frutos más raros del Pacífico.
Hubo un
mercado famoso (ahora mucho mas turístico), el Mapocho, donde a la madrugada concurrían los merodeadores de la noche a curarse resacas con
Mariscal y otras mezclas de
pescados y
mariscos, perfectas para resurrecciones.
El caldillo de
Congrio, plato emblemático, es fácil de hacer; troceado a la cacerola,
braseado en sus propios jugos con
tomates,
cebolla y
pimientos. En su poema-receta, Neruda lo termina con
crema de leche. Jamás, un pecado culinario.
Entre los raros frutos del Pacífico que he probado en mercados chilenos, en
Santiago y en
Puerto Montt, se encuentran los
erizos de sabor intenso a iodo y textura única. Se los consumen solos, después de abrir su caparazón pinchudo o, muy popular,
al matico (con
cilantro,
cebolla y
limón, siempre crudos por supuesto).
En Santiago los he probado en causa, esa receta peruana que lleva
papas amarillas.
Otro marisco, aún más feo de look y más intenso de sabor: el
piure; una roca que hay que horadar para encontrar todo el sabor del mar en una carne de color rosado intenso.
Y, los
locos, especie de
caracoles cuya carne tiene un sabor sutil, que se pueden consumir con
mayonesa -
locos mayo - muy popular o en pastel.
Vieira,
jaibas y
ostras, magnificas ostras, siempre.
De la mano de Veronica Zumalacárregui, conoceremos algunos frutos del mar y de la tierra en sus exploraciones por Santiago de Chile, no te pierdas "Me Voy a Comer el Mundo".