Vinos de la tierra y del cielo.

Algo de magia, romanticismo, misterio y moda se unen, especialmente en Europa para instalar sobre este tipo de vinos tratados según los conceptos biodinámicos un áurea sagrada.

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Algo de magia, romanticismo, misterio y moda se unen, especialmente en Europa para instalar sobre este tipo de vinos tratados según los conceptos biodinámicos un áurea sagrada.


La biodinámica está basada en las teorías del austriaco Rudolf Steiner quien, en la década de 1920 −ante el avance de los métodos de la industrialización de la agricultura− planteó las bases de un nuevo tipo de explotación que considera a la naturaleza como un conjunto donde prevalece la armonía entre el mundo animal, el vegetal y el mineral.

Según esta teoría, la eliminación de insectos presuntamente dañinos para ciertos cultivos tendría consecuencias negativas en el equilibrio natural.

Además, Steiner afirma que los planetas y, sobre todo, la luna y el sol, influyen considerablemente sobre el desarrollo del viñedo. No es invento Steiner, son creencias ancestrales desde los primeros agricultores del planeta. Como aquellos ancestros, la biodinámica tiene en cuenta el calendario lunar para cada intervención vinícola y enológica.

No es fácil, y es costoso llevar al pie de la letra los métodos de Steiner Además, los métodos biodinámicos sugieren que en otoño se trabaje la tierra con compost de abono animal (la elección del abono es fundamental e incluye preparaciones vegetales) para dinamizar los suelos y proteger la viña contra posibles agresiones.

Por fin, en primavera el viñedo debe ser tratado con un preparado insólito: un cuerno de vaca vaciado de su cartílago y relleno de excremento animal, dinamizado en agua tibia.

En cuanto al trabajo en bodega, la primera regla es utilizar el
azufre en dosis mínimas; mientras que la corrección de acidez y el añadido de ácido sórbico quedan descartados. En cuanto a las levaduras, las únicas permitidas en los vinos bio son las que están presentes naturalmente en la uva, mientras que el filtrado de los vinos no es recomendable.

Incluso sin llegar a estos extremos, la biodinámica tiene altos costos de producción y una importante incidencia del factor riesgo, ya en este tipo de agricultura la naturaleza ejerce un domino absoluto.

En Argentina por el momento hay logros e intentos de viñedos biodinámicos, una de ellas es Colomé, la bodega más alta del mundo, otro Ernesto Catena Vineyards en Mendoza, y en Rio Negro las bodegas del italiano Piero Inciso della Roccheta, Chacra.

Y hay intentos recientes aun no consolidados del todo, como en Córdoba en Tras las sierras, en Alto San Javier, proyecto de Alejandro Jascalevich o Buen Alma de Alejandro Bianchi en San Rafael. En Mendoza la Bodega Krontiras se rige por los principios biodinámicos con buenos resultados.

En el mundo importantes Châteaux de Burdeos, muchos vinos de la Bourgogne, del Ródano y el Loire y en varias Denominaciones de origen españolas, italianas y alemanas, utilizan estos principios. Son vinos sanos y en algunos casos frágiles. Según sus fans, no marean. Cuestión de fe y de cantidad de copas.

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