Sudestada, vientos de cambio

La cocina del sudeste asiático, con sus sabores intensos, sus incendios y sus frescuras, atrae cada vez más a los hedonistas en todo el mundo. Está desplazando al universo sushi, tan baqueteado.

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La cocina del sudeste asiático, con sus sabores intensos, sus incendios y sus frescuras, atrae cada vez más a los hedonistas en todo el mundo. Está desplazando al universo sushi, tan baqueteado.


Este restaurante fue vanguardia cuando se creó, hace más de quince años en esquina ¨también pionera en el incipiente Palermo Hollywood. Para merodeadores del mundo, para seres de paladares inquieto y curiosos, imperdible.

La nívea esquina, absolutamente despojada de Fitz Roy y Guatemala no ofrece fusiones: únicamente autenticidades de la culinaria del sudeste asiático. La idea fue de los Carenzo frères, asociados con Leonardo Azulay y Pablo Giúdice. Estanislo –Stani- Carenzo trasladose a Madrid, donde tuvo un fulminante éxito con sus dos versiones de Sudestada. Giudice va y viene. Leo Azulay es el responsable de la esquina porteña.

La idea, entre idas y vueltas de diferentes cocineros se mantiene firme: reproducir los platos de varios países de esa región tan variada en productos, cultura y paisajes. Para quien quiera reencontrarse con la cocina malaya, con maní, galanga y frutas, o con los curries thai, por ejemplo. Al mediodía el precio por entrada, principal y una copa de vino es irrisorio. Quien se ocupa de la cocina es el sensible Leo Azulay, permaneció en su Buenos Aires querido.

Elabora platos maravillosos en una carta que se mantiene fiel a sí misma, pero que paulatinamente comienza a cambiar. Me juran que servirán porciones mas chicas y simultaneas, como en Asia. Siempre estarán los Nem, esos deliciosos bocaditos de cerdo para envolver en lechugas y hierbas, supremo manjar finger, las ensaladas frescas, picantes y dulces, y las sopas del medio día, fogaratosas o no.

Hasta probamos en nuestra última visita una especie de pan chato con profusión de cebolla de verdeo salida de las creativas manos de Leo, una pizza de ojos rasgados.

Platos sabrosos, ricos y diferentes, perfectos acuerdos para s los vinos de la carta, obra de la sommelier Mariana Torta, separada por estilos, con armonías, contraste y texturas. Allí se puede explorar en todas las enologías de vanguardia, como Vía Revolucionaria, un Gewürztraminer color naranja vinificado con los hollejos, de Matias Michelini. En todo caso este universo es mucho mas divertido que un sushi de salmón, elaborado sin pena ni gloria con queso tipo philadelphia, que tristeza.


Guatemala 5602 esq. Fitz Roy

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