En Argentina hay solo unas pocas hectáreas plantadas de Riesling, la variedad estrella de Alemania, cultivada también en Alsacia, y en Austria, responsable de vinos que se pueden considerar entre los mejores del mundo.
¿Qué habrá sido de ese Mosela de la infancia servido en copas verdes en los Munich y otros germanos de Buenos Aires? Se pedía Mosela en los bares alemanes como se pedía Borgoña en el restaurante de la esquina. ¿Habrá sido realmente un Riesling de Mosela, la mejor región de Alemania para la variedad? No lo creo. Era un blanco, nomás, servido en copa verde de tallo especial, como anillado. Quizás haya sido un Cinta de Plata de Bianchi, que recuerdo fresco y agradable, un clásico Riesling, que en realidad, como sucede con tantas cosas en general que no son lo que parecen, debía ser un Tocai Friulano (ahora se llama Sauvignonaisse) con el que se confundió el cepaje durante mucho tiempo.
Eso sí, no era de ningún modo un Liebfraumilch, empalagosa leche de la amada señora, una referencia sagrada más que erótica, que alguna vez quiso imitar la bodega Suter. Tan nada como éste, apareció y se esfumó el Blue Nun, la melosa monja azul, que hace unos años costaba un puñadito de pesos en los Súper. Se importaba de Alemania y se copiaba en muchas partes del mundo. No eran vinos dulces los mentados Mosela.
En Alemania los viñedos de Riesling se extienden en mas de 100.000 hectáreas, esencialmente en el sudeste del país, entre el lago Constancia y Bonn y, particularmente en los valles del Rhin y del Mosela. Por estas razones límites de su geografía, el 85% de los vinos alemanes son blancos Ciertos Riesling pueden alcanzar dimensiones gloriosas, como los que caté en la reciente Feria Gastronomika en San Sebastian elegidos por Josep Roca, alguien que comunica los vinos de un modo emocionante. Ama los Riesling.
En la región de Rheinghau donde producen los grandes Riesling del mundo, alcanzan la calidad de los mejores borgoña blancos, los de de cosecha tardía pueden guardarse entre 40 y 50 años. Hay de todo modos Riesling mas light, fáciles y fiesteros- vinos para reír, los llaman-y son los más conocidos fuera de Alemania.
Hace unos 15 años Alberto Arizu pionero en varietalismos varios, trajo un clon de Johannisberg Riesling- , así lo llamó. Ahora pasó a ser simplemente Riesling. Este año acaba de presentar en su línea de nuevos vinos de terroir, un flamante Riesling2013, cambió de terruño y se produjo el milagro. Está excepcionalmente bueno. Lo probamos en La Bourgogne con ostras en salsa del mismo vino.No tiene esa cosa tan metálica, tan de petróleo que caracteriza a la variedad, es complejo pero amable y untuoso Me pareció excepcional, superó a su antecesor.
En su primer versión el Riesling de Luigi Bosca era el único en Argentina, desde hace dos años lo acompaña el de Humberto Canale, de características muy especiales que le da su carácter patagónico. Recuerdo que lo presentaron en Paraje Arévalo, con buenísimo platos de Matias Kyriasis.
Y también fines de este año Doña Paula, la bodega de origen chileno Presentó su Riesling 2012, con uvas de Guallatallary, a 1350 metros sobre el nivel del mar, con un sensato grado alcohólico, seco mas floral que mineral, también posee complejidad y delicadeza.
Bien. Tres opciones de Riesling argentinos para inaugurar el verano. Con platos de la cocina oriental, picanteces peruanas y hasta platos de cerdo a la parrilla o en el horno de barro. Buenas nuevas para los amantes de los vinos blancos que, felizmente cada día son más.