Juanote: un alfajor de maicena y una historia de superación

“Mientras unos lloran otros venden pañuelos. Yo vendo pañuelos”, cuenta a El Gourmet Mónica Ardesi, una artesana de los alfajores de maicena que trabaja y vive en San Justo (Provincia de Buenos Aires). Es la creadora de Juanote que, en un mes de temporada alta, produce hasta 60 mil unidades con 16 variantes distintas. Sin embargo, este sueño cumplido no surgió de un día para el otro: es el resultado de una voluntad de fierro para sobreponerse no sólo a una enfermedad, sino también a quienes no creían en ella.

Trabajaba como cocinera en un hostel y estaba a punto de ocupar el puesto de jefa del área, cuando le detectaron que tenía párkinson. “Me tomé una semanita, lo asimilé, y juré y re juré que no me iba a ganar”, recuerda. Fue en ese contexto de incertidumbre en el que Juan (Juanote), su marido, la incentivó a que hiciera sus famosos alfajores.

Lo que empezó como un hobby y un micro emprendimiento fue creciendo a paso firme hasta convertirse en su principal actividad. “¡Nunca pensé que podía crear este monstruo!”, asegura Mónica. En un principio, los alfajores los distribuía su esposo en la oficina, pero algo tenían que los hacía irresistibles: tal vez una combinación de manteca y margarina para las tapas en su medida justa, esa nota cítrica, la pureza de su material prima o la combinación con chocolate semi-amargo.

“Aunque la enfermedad está controlada, igualmente sigue presente”, Mónica finalmente tomó la decisión de dejar de estar frente a la marca para resguardar su salud. “Este proyecto me enseñó lo que puedo hacer, y hasta donde no”, reflexiona, pero asegura que sigue yendo a la fábrica para constatar que su receta sigue intacta. A su vez, rescata que esta experiencia fue uno de sus mayores logros personales, algo que logró “de la nada”. Este capítulo en su vida le demostró a ella “todo lo que podía hacer en realidad”.