Sardinas asadas junto al Mediterráneo
En España se las considera suculentos (y baratos) pescados de la temporada estival.
Aunque humildes, tienen su historia: entusiasmaron a Carlos V, el rey glotón, según me entero por una nota periodística. Antes desataron pasiones entre los antiguos romanos, como lo cuenta Marguerite Yourcenar en su magnífica obra Memorias de Adriano.
Manjar que emociona alma y papilas cuando se lo devora, bien asado pero no muy cocido, a orilla del mar en algún modesto chiringuito que respete las características de este pez azul: debe ser cocido a las brasas o en espeto.
Probé alguna vez sardinas así preparadas en una playa en Málaga.
Su compañía perfecta es la seca manzanilla de Sanlúcar de Barrameda donde disfruté, en otro chiringuito de ese puerto jerezano, las mejores gambas (langostinos) asadas de mi vida.
Las primeras sardinas frescas recién asadas junto al mar que disfruté fue en un luminoso verano argelino. Fue en el siglo pasado en Alger Plage.
Cada bocado y cada bebida nos remiten a una historia casi siempre emocionante.
Descubre nuevos sabores del Mediterráneo en "Spanish Chiringuito" por El Gourmet.