Los potentes sabores de mar

Las algas y los vegetales que crecen en el litoral marítimo cobran un mayor protagonismo en las mesas gourmet. 

Por Elisabeth Checa
27 de Enero de 2016
Aunque en realidad no se trata de un alimento tan exótico como la mayoría supone, incluso los más reticentes a la hora de llevarse una "verdura de mar" a la boca ingieren algas sin siquiera enterarse, porque son muchísimos los productos de la industria alimentaria contemporánea que las incorporan: desde gelatinas y salsas hasta el tan extendido ajinomoto,el famoso potenciador de sabor que el químico Kikunae Ikeda supo extraer del alga laminaria japonica en 1908.
  
Hay que decir, eso sí, que la nomenclatura nipona de la mayoría de los protistas fotótrofos –así llaman los científicos a las plantas de agua– que podemos encontrar en un plato, tiene su razón de ser: si entre los occidentales el consumo de algas es relativamente reciente, para los japoneses representa una costumbre ancestral, sanísima y cotidiana, que acapara hasta un 25% de su alimentación.
 
Tal como sucede con las plantas terrestres, las algas tienen un ciclo vital sencillo e inevitable: crecen, se reproducen y mueren (la ventaja es que no hay que regarlas).
 
Aún cuando su oferta en tiendas de delicatessen, herbolarios y establecimientos consagrados a la alimentación saludable es cada vez más amplia, lo cierto es que no todas las algas se comen: entre las 25.000 especies conocidas, sólo pueden ingerirse unas 50.
 
Quien quiera emular a los japoneses e incorporar las algas en su menú cotidiano, debe saber que las que son comestibles se dividen en tres grupos: azules, pardas y rojas.
 
Todas ellas son sanísimas: poseen vitaminas –A,C y las del grupo B– y minerales –algunas especies acumulan todo el hierro, fósforo, potasio y yodo que los nutricionistas recomiendan ingerir diariamente–; muchas de ellas son muy ricas en proteínas, además de ser muy pobres en grasas. La dieta ideal para los fundamentalistas de la salud.
 
Para acentuar matices marinos a sus platos, hoy los cocineros no sólo recurren a algas: también es cada vez más habitual el uso de los vegetales que integran el llamado "huerto del litoral" y que crecen de forma silvestre en dunas, salinas, zonas rocosas y acantilados próximos al mar. La salicornia, que probé por primera vez en Puerto Madryn, es probablemente la más conocida de estas raras especies, que deparan sensaciones sorprendentes .