La alacena saludable
La columna previa nos dedicamos a nutrir la “alacena gourmet” de productos exóticos y desconocidos. Hoy es el turno de la alacena saludable. Lápiz y papel…
Por El Gourmet
8 de Octubre de 2014
La semana pasada les di algunos consejos para equipar su despensa con esos productos gourmet que los cocineros usan en la tele, muchos de los cuales parecen inaccesibles pero que, en realidad, no lo son tanto. La idea era ampliar los horizontes; pero no crean que sin productos excéntricos o exóticos uno no puede cocinar, porque la realidad es que siempre podemos improvisar algo. Solo hacen falta un par de ingredientes, algo de imaginación y, como decía mamá, “aceite de codo”.
Esta vez quiero acercarles tips a aquellas personas dispuestas a adoptar un estilo de vida saludable, en el cual la alimentación ocupa un rol fundamental. En mi caso, los que me conocen saben que comer bien es comer de todo (recomiendo refrescar el concepto leyendo mi nota del 02/07 )
El primer paso es organizar lo que ya tenemos y asignarle un espacio a nuestros ingredientes saludables que, si todo sale bien, será cada vez mayor y buena parte del todo. Como comentaba en la nota anterior, cada uno sabe cuán empapado está del tema y probablemente la harina integral ya sea un integrante fijo del staff de alimentos “en planta permanente”, sobre todo tratándose de las alacenas de mis queridos Green Vivants. Sin embargo me parece interesante repasar cuáles son los básicos. Los paseos por mercados, Barrio Chino y dietéticas serán los disparadores de la curiosidad para ir ampliando nuestros recursos a la hora de encarar una alimentación completa y nutritiva.
Otra cosa que debemos tener en cuenta es cuán dispuesto estamos a meter las manos en la cocina. Yo no me canso de insistir con que cocinando nosotros mismos es increíble el salto cualitativo que hacemos en materia de alimentación y economía, mucho más en el caso de la cocina saludable donde el costo de los insumos es relativamente más bajo que el precio de venta que tienen las cosas ya preparadas, quizás motorizadas por el auge de este tipo de alimentos en estos últimos tiempos. Y esta es otra buena noticia: la alacena saludable es considerablemente económica y rendidora. Eso sí, si están dispuestos a dedicarle un rato de la tarde del domingo a preparar sus alimentos para la semana. Yo les prometo que no hay que ser Paul Bocuse para preparar unas milanesas de soja, hamburguesas de lentejas, empanar un pollo en un mix de cereales o hacer unas masas de tarta. Solo hay que tener la voluntad de dedicarle un rato a fabricar, ni más ni menos, que nuestro combustible para la vida.
Repasemos entonces los básicos:
Harina de trigo integral: Las hay superfina, fina y gruesa. Recomiendo la fina y si es orgánica mucho mejor. Olvídense de la harina integral de los supermercados. Es harina blanca con algunas escamas de salvado porque buscan hacerla más “amigable” haciéndole creer a la gente que está comiendo más sano cuando en realidad es prácticamente lo mismo. La harina integral es el grano de trigo entero molido y, por su alto contenido en salvado, es bastante marrón y pesada. Sirve para todo tipo de masas integrales: panes, tartas, chapati, pastas, etc.
Avena arrollada: Las hay finas y gruesas. Recomiendo tener de las dos. La fina la uso para hacer rebozados y para pastelería mientras que la gruesa la empleo para la elaboración de granola casera.
Azúcar integral: También conocida como azúcar mascabo. Es un azúcar no refinado y conserva todas las propiedades nutricionales de la caña de azúcar. Endulza un poco menos y es muy aromática. Siempre mejor en su versión orgánica.
Pastas integrales: Hace poco compré unas pastas para hacer lasagna integral en el Barrio Chino y resultaron muy buenas. Se notaba que estaban hechas con harina integral de verdad. Hay marcas de pastas Premium que ya tienen su versión integral y, honestamente, a la hora de comer un plato de pastas no nos cambia nada que sean blancas o integrales y hasta tienen mejor sabor.
Arroz yamaní: Es el arroz integral más rico. De grano redondo, tiene buena cantidad de almidón y sirve para todo tipo de preparaciones con arroz. Se cocina una parte de arroz en dos partes de líquido, tapado. Siempre tengo un poco de arroz yamaní listo en la heladera para improvisar un plato caliente, una ensalada o para aglutinar hamburguesas de legumbres.
Legumbres: Todas las que encuentren en pocas cantidades. Siempre hidratarlas por separado durante una noche en agua. Se cocinan también por separado. ¿Variedades? Prueben todas: porotos manteca, pallares, aduki, negro, mung; lentejas, lentejones, lenteja coral (se cocinan distinto), garbanzos (mis favoritos). Sirven para hacer pastitas condimentadas con ajo, aceite de oliva, limón, sal y pimienta que untados en una tostada son el snack perfecto a toda hora. Por supuesto las legumbres también sirven para guisos, ensaladas, hamburguesas, etc.
Pseudocereales: Quinoa y amaranto. Son una opción alternativa al arroz en términos culinarios pero cargado de nutrientes. Ya no son novedad, es hora de que formen parte estable de nuestra alacena.
Aceites: Los mencioné en la nota pasada pero son pilar fundamental en una despensa saludable. El de oliva virgen extra es, sin dudas, el infaltable.
Semillas: Lino, sésamo de distintos tipos, girasol, chía. Son mi comodín infaltable. Compro el mix por kilo, voy tostando en sartén seca a fuego bajo en pocas cantidades, y las guardo en una lata. Las uso para todo: ensaladas, pastas, pizzas, panes, masas, un tomate partido al medio con oliva y balsámico etc.
No buscamos que nuestra despensa se vuelva una farmacia ni que destierren por completo los ingredientes que ya conocen y aman. Es bueno también contar con un paquete de arroz blanco porque, créanme y lo digo con conocimiento de causa, puede suceder que un día no se sientan bien del estómago y cuando vean que en su alacena es todo integral no van a saber qué comer. En estos casos los alimentos integrales que, por su alto contenido en fibra son más trabajosos de digerir, están contraindicados. Por eso siempre digo que no hay nada más saludable que el término medio de las cosas.
Proveyéndose de estos básicos ya pueden considerar que cuentan con una alacena saludable, que será el puntapié inicial para una alimentación más completa y variada. Anímense a probar recetas con estos ingredientes y van a ver cómo, de a poco, van a ir ganando más y más espacio en nuestras comidas de todos los días.
Esta vez quiero acercarles tips a aquellas personas dispuestas a adoptar un estilo de vida saludable, en el cual la alimentación ocupa un rol fundamental. En mi caso, los que me conocen saben que comer bien es comer de todo (recomiendo refrescar el concepto leyendo mi nota del 02/07 )
El primer paso es organizar lo que ya tenemos y asignarle un espacio a nuestros ingredientes saludables que, si todo sale bien, será cada vez mayor y buena parte del todo. Como comentaba en la nota anterior, cada uno sabe cuán empapado está del tema y probablemente la harina integral ya sea un integrante fijo del staff de alimentos “en planta permanente”, sobre todo tratándose de las alacenas de mis queridos Green Vivants. Sin embargo me parece interesante repasar cuáles son los básicos. Los paseos por mercados, Barrio Chino y dietéticas serán los disparadores de la curiosidad para ir ampliando nuestros recursos a la hora de encarar una alimentación completa y nutritiva.
Otra cosa que debemos tener en cuenta es cuán dispuesto estamos a meter las manos en la cocina. Yo no me canso de insistir con que cocinando nosotros mismos es increíble el salto cualitativo que hacemos en materia de alimentación y economía, mucho más en el caso de la cocina saludable donde el costo de los insumos es relativamente más bajo que el precio de venta que tienen las cosas ya preparadas, quizás motorizadas por el auge de este tipo de alimentos en estos últimos tiempos. Y esta es otra buena noticia: la alacena saludable es considerablemente económica y rendidora. Eso sí, si están dispuestos a dedicarle un rato de la tarde del domingo a preparar sus alimentos para la semana. Yo les prometo que no hay que ser Paul Bocuse para preparar unas milanesas de soja, hamburguesas de lentejas, empanar un pollo en un mix de cereales o hacer unas masas de tarta. Solo hay que tener la voluntad de dedicarle un rato a fabricar, ni más ni menos, que nuestro combustible para la vida.
Repasemos entonces los básicos:
Harina de trigo integral: Las hay superfina, fina y gruesa. Recomiendo la fina y si es orgánica mucho mejor. Olvídense de la harina integral de los supermercados. Es harina blanca con algunas escamas de salvado porque buscan hacerla más “amigable” haciéndole creer a la gente que está comiendo más sano cuando en realidad es prácticamente lo mismo. La harina integral es el grano de trigo entero molido y, por su alto contenido en salvado, es bastante marrón y pesada. Sirve para todo tipo de masas integrales: panes, tartas, chapati, pastas, etc.
Avena arrollada: Las hay finas y gruesas. Recomiendo tener de las dos. La fina la uso para hacer rebozados y para pastelería mientras que la gruesa la empleo para la elaboración de granola casera.
Azúcar integral: También conocida como azúcar mascabo. Es un azúcar no refinado y conserva todas las propiedades nutricionales de la caña de azúcar. Endulza un poco menos y es muy aromática. Siempre mejor en su versión orgánica.
Pastas integrales: Hace poco compré unas pastas para hacer lasagna integral en el Barrio Chino y resultaron muy buenas. Se notaba que estaban hechas con harina integral de verdad. Hay marcas de pastas Premium que ya tienen su versión integral y, honestamente, a la hora de comer un plato de pastas no nos cambia nada que sean blancas o integrales y hasta tienen mejor sabor.
Arroz yamaní: Es el arroz integral más rico. De grano redondo, tiene buena cantidad de almidón y sirve para todo tipo de preparaciones con arroz. Se cocina una parte de arroz en dos partes de líquido, tapado. Siempre tengo un poco de arroz yamaní listo en la heladera para improvisar un plato caliente, una ensalada o para aglutinar hamburguesas de legumbres.
Legumbres: Todas las que encuentren en pocas cantidades. Siempre hidratarlas por separado durante una noche en agua. Se cocinan también por separado. ¿Variedades? Prueben todas: porotos manteca, pallares, aduki, negro, mung; lentejas, lentejones, lenteja coral (se cocinan distinto), garbanzos (mis favoritos). Sirven para hacer pastitas condimentadas con ajo, aceite de oliva, limón, sal y pimienta que untados en una tostada son el snack perfecto a toda hora. Por supuesto las legumbres también sirven para guisos, ensaladas, hamburguesas, etc.
Pseudocereales: Quinoa y amaranto. Son una opción alternativa al arroz en términos culinarios pero cargado de nutrientes. Ya no son novedad, es hora de que formen parte estable de nuestra alacena.
Aceites: Los mencioné en la nota pasada pero son pilar fundamental en una despensa saludable. El de oliva virgen extra es, sin dudas, el infaltable.
Semillas: Lino, sésamo de distintos tipos, girasol, chía. Son mi comodín infaltable. Compro el mix por kilo, voy tostando en sartén seca a fuego bajo en pocas cantidades, y las guardo en una lata. Las uso para todo: ensaladas, pastas, pizzas, panes, masas, un tomate partido al medio con oliva y balsámico etc.
No buscamos que nuestra despensa se vuelva una farmacia ni que destierren por completo los ingredientes que ya conocen y aman. Es bueno también contar con un paquete de arroz blanco porque, créanme y lo digo con conocimiento de causa, puede suceder que un día no se sientan bien del estómago y cuando vean que en su alacena es todo integral no van a saber qué comer. En estos casos los alimentos integrales que, por su alto contenido en fibra son más trabajosos de digerir, están contraindicados. Por eso siempre digo que no hay nada más saludable que el término medio de las cosas.
Proveyéndose de estos básicos ya pueden considerar que cuentan con una alacena saludable, que será el puntapié inicial para una alimentación más completa y variada. Anímense a probar recetas con estos ingredientes y van a ver cómo, de a poco, van a ir ganando más y más espacio en nuestras comidas de todos los días.