Bodega Garzón, el paraíso en el Este

Acaba de inaugurarse en Uruguay, Bodega Garzón, una espectacular construcción  a pocos kilómetros de Punta del Este. Asombrosa esta bodega, no solo por la arquitectura. Emociona ese paisaje de la campiña uruguaya con colinas y viñedos que recuerdan a la Toscana.

Por Elisabeth Checa
29 de Marzo de 2016
Pocas veces en el mundo visité una bodega  de estas características. Está muy cerca de un pueblito típico y hasta ahora  casi invisible de la campiña uruguaya, que hace pensar en  los cuentos de Felisberto Hernández. Lo descubrí hace unos años cuando Francis Mallmann instalo allí un hotel y restaurante, integrado a la fisonomía y a la esencia. El lugar, Garzón, creció, moda absoluta. Ahora con estas nuevas incorporaciones –bodega, viñedos y cultivos- crecerá aun más.  

Agroland se llama el ambicioso proyecto que iniciaron en 1999 Alejandro y Bettina Bulgheroni,  que abarca viñedos, olivares, almendros, arándanos y seguramente, más productos de la tierra que se le irán sumando. Los vinos los conocí hace un par de años, me impresionaron desde ya en ese momento pese a la juventud de las viñas ciertos blancos: Sauvignon Blanc, Albariño, Pinot Gris. Pienso y en eso coincido con otros escritores del vino que Uruguay será tierra de Tannat, pero es, sobre todo un sorprendente, inesperado lugar para los vinos blancos. Especialmente esta zona, a solo 20 kilómetros del mar, esas brisas marinas que conceden  una sutileza única a los blancos, frescura, acidez, alguna huella salobre en el paladar. Hay una salinidad que es un sello indiscutible de los vinos marinos.  

Hay que decir que su Tannat, en las dos versiones probadas en la inauguración, el varietal y el Reserva (con más  crianza en madera), me asombraron. Nada que ver con esos taninos que estremecían el paladar. Ningún desasosiego se percibe al probar los dos Tannat y, si están precedidos por un espumante de Pinot Noir elaborado con el verdadero método, mucho mejor.

 Cuando el empresario petrolero  Bulgheroni comenzó a soñar con el vino recurrió a su amigo Carlos Pulenta, un maestro con una larga trayectoria familiar, y este a su vez le recomendó al enólogo Toscano Alberto Antonini,  entre los mejores enólogos del mundo. Discreto, Antonini quizo empezar las tareas con el viñedo lentamente, experimentar con las variedades que pudiesen ir mejor, estudiar suelo y clima. Bulgheroni optó por el inmediatismo.  Quería sus vinos aquí y ahora. Y se produjo el milagro, esos vinazos que  provienen de viñas de pocos años.

Aunque me impresionaron el Albariño, el Tannat y el Pinot Noir tienen plantadas des 12 variedades - Se destacan Tannat (foco de los tintos, con 35% de la superficie plantada), Pinot Noir, Albariño (foco de los blancos, con 16% de la superficie plantada), Viognier, Sauvignon Blanc y Pinot Grigio, las cuales, junto al Rosé de Pinot Noir, representan los vinos varietales de la Bodega. Los vinos, pese a su juventud ya  merecieron 60 premios internacionales en solo tres años. Obtuvo también en el año 2013 el premio  al mejor Tannat del Mundo.  

Las prácticas son orgánicas y en la elaboración de los vinos no se agregan aditivos enológicos externos (como levaduras comerciales, enzimas, entre otros) favoreciendo el desarrollo de la flora microbiana indígena que llega desde los viñedos.  

La bodega en una superficie de 19.050 m2 tiene una capacidad de  2,2 millones de litros distribuidos en tres sectores de fermentación más uno de crianza bien diferenciada.  Tiene un diseño en terrazas para hacer uso de las pendientes y permitir el flujo del vino por gravedad, es decir que el manejo del vino es de tipo gravitacional (sin ningún tipo de bombeo), beneficiando su calidad. Ningún traqueteo estresa al vino.  El edificio está cuidadosamente implantado, orientado y morfológicamente pensado para lograr un menor consumo energético.

El diseño del estudio de arquitectura Bórmida & Yanzón de Mendoza, Argentina, expresa acabadamente la identidad de la bodega concebida por el Ing. Bulgheroni. El exquisito diseño de interiores, refinado y austero, es del estudio Backen, Gillam & Kroeger, de California.   

 Será la primera bodega sustentable con certificación LEED (Leadership in Energy & Environmental Design) construida fuera de Norte América, siguiendo las rigurosas exigencias del United States Green Building Council (USGBC) que se componen de un conjunto de normas sobre la utilización de estrategias encaminadas a la sostenibilidad en edificios.  

Centenares de invitados, periodistas del vino de todo el mundo, políticos y amigos se deleitaron con los vinos y con el catering Eat de Bruno Gillot. El caviar uruguayo sobre blinis fue uno de los bocados mas apreciados.

El restaurante tiene una capacidad para 120 personas y una carta que propone un menú regional.   Francis Mallmann asesoró en el concepto para crear un Menú de Mercado, es decir que los chefs residentes, Tomas Scarpetti y Ricki Motta, sólo cocinan con lo mejor del día, la temporada o la estación. Francis asistió orgulloso a la inauguración de la bodega.