Con garbanzos, todo es rico
Los Panelle es un plato emblemático de la cocina siciliana.
Por Elisabeth Checa
17 de Septiembre de 2018
Muy fácil de hacer, aunque se requiere del mismo brío, paciencia y esfuerzo necesario cuando se hace polenta real, no la pre-cocida.
Sólo hay que mezclar la harina de garbanzos, comprada en una dietética, con agua.
Poner una parte de la harina, tres partes de agua en una cacerola y revolver con cuchara de madera 40 minutos sin parar, tipo danza derviche.
Se enfría esa harina de garbanzos ya cocida a pulmón, sobre el revés de un plato, la medida justa para que la masa quede bien fina.
Después se corta en triángulos y se fríe en aceite de oliva muy caliente. Se secan como todas las fritangas, sobre papel.
Puede despertar pasiones gourmet incontrolables y ayudar en otra; según la medicina ayurvédica la harina de garbanzos es santo remedio cuando la libido desmaya.
Otros manjares mediterráneos con garbanzos: hummus, ese puré de garbanzos con pasta de sésamo y oliva. Y la fainá que sorprendentemente probé en las medinas y mercados en Marruecos (Assilah) y algunos barrios argelinos, dónde la llaman calientita.
Imprescindibles para añadir a los pucheros o cocidos, pero atención, siempre deben remojarse unas horas antes de hervirlos. Los apurados pueden recurrir a los garbanzos de latas. No es lo mismo.
Sólo hay que mezclar la harina de garbanzos, comprada en una dietética, con agua.
Poner una parte de la harina, tres partes de agua en una cacerola y revolver con cuchara de madera 40 minutos sin parar, tipo danza derviche.
Se enfría esa harina de garbanzos ya cocida a pulmón, sobre el revés de un plato, la medida justa para que la masa quede bien fina.
Después se corta en triángulos y se fríe en aceite de oliva muy caliente. Se secan como todas las fritangas, sobre papel.
Puede despertar pasiones gourmet incontrolables y ayudar en otra; según la medicina ayurvédica la harina de garbanzos es santo remedio cuando la libido desmaya.
Otros manjares mediterráneos con garbanzos: hummus, ese puré de garbanzos con pasta de sésamo y oliva. Y la fainá que sorprendentemente probé en las medinas y mercados en Marruecos (Assilah) y algunos barrios argelinos, dónde la llaman calientita.
Imprescindibles para añadir a los pucheros o cocidos, pero atención, siempre deben remojarse unas horas antes de hervirlos. Los apurados pueden recurrir a los garbanzos de latas. No es lo mismo.