Remolacha, sana y versátil

Además de ser bienhechoras para nuestro cuerpo, son ricas, con ese sabor donde se adivina una lejana dulzura.

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Además de ser bienhechoras para nuestro cuerpo, son ricas, con ese sabor donde se adivina una lejana dulzura.


Algunas ideas
Cruda, rallada, mezclada en ensalada con otros vegetales y bien aderezada es el modo más fácil de consumirlas; así se aprovechan al máximo sus virtudes para la salud.
Hervida, siempre con su piel, no solo son más fáciles de pelar sino que no pierde sus propiedades.
La tradicional sopa borscht rusa, la tiene como protagonista, con carne y otros vegetales; suculencia perfecta para fríos esteparios.
En Escandinavia la preparan encurtida: cocida y cortada en rodajas finas, se guarda en frascos con vinagre, azúcar, eneldo, sal, clavo de olor y se usa como guarnición tanto para carnes como para pescados. También la utiliza mezclada con carne picada tipo hamburguesas o albóndigas.
El tartare de remolacha es fácil de hacer y resulta una entrada perfecta.
Picada se le añade alcaparras, cebolla picada, salsa inglesa y, eventualmente, unas cucharadas de mayonesa casera.
Las hojas de la remolacha sirven para hacer buñuelos crocantes, que pueden acompañarse con un alioli. O tortillas, con cebollas confitadas.
Hummus de remolacha, con ajo, oliva y pasta de sésamo, es una rica entrada mezzo-oriental. Para untar al pan árabe tibio.
Y en ensalada, mezclada con trocitos de limones confitados: como probé en Tánger, Marruecos, una compañía perfecta para carnes grilladas.



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