Huevos de cemento para conservar el vino: el emprendimiento que renuevan el universo vinícola en América Latina

Conoce Rupestre, el proyecto que moderniza la forma de elaboración del vino de la mano de un ingeniero marplatense y personaliza tu botella junto con Bodega Bombal & Aldao.

Es sabido globalmente que la región cuyana es, en Argentina, punta de lanza en cuanto a la innovación vitivinícola. Una nueva herramienta cautiva a los productores: unos inmensos huevos de hormigón que parecen sacados de una película futurista de los 60’s, hechos con una sola pieza y que buscan conectar la producción de esta bebida con los ciclos de las estrellas.

Rupestre: creadores de los huevos de concreto

Lucas Fasciglione es un joven ingeniero marplatense amante del vino, los desafíos y los juegos de Ingenio. En 2020, antes de la pandemia, viajó a Mendoza y, en su visita a las bodegas Zuccardi y Michelini, se cruzó con algo que le llamó la atención: unos inmensos receptáculos en forma de huevo donde se maduraba este líquido. “Cuando volví, durante la cuarentena, me puse a averiguar qué eran. Me di cuenta que había muchos productores que los estaban usando, sobre todo los biodinámicos. Y ahí me puse a pensar: ¿podría hacerlos yo?”, recuerda acerca de esa primera chispa que encendió la semilla creativa de lo que hoy es Rupestre Vasijas.

¿Qué son estos contenedores, más precisamente?

Son vasijas premoldeadas de hormigón.Las inventó un francés hace 20 años y hay muy poca gente en el mundo que las fabrica, casi cinco o siete. En Argentina somos dos. La diferencia de mi modelo, con respecto a otros, es que es una pieza única.

¿Qué diferencias tienen con respecto a los toneles tradicionales de madera?

El que inventó a estas vasijas es un productor biodinámico. Este tipo de producción de elementos naturales implica un abordaje de la tierra súper orgánico, en concordancia con un calendario astral que indica qué hacer cada día en función de las posiciones de las estrellas. Por ejemplo: cuándo hay que plantar, cosechar y todos los preparados para la tierra son naturales. La figura ovioide, tomada de la naturaleza, cuida lo que tiene en su interior, como un útero o un nido. Este inventor creyó que este receptáculo podría absorber, debido a esto, cierto estelar para darle un carácter más especial al vino mientras se gesta y se madura.

¿Pero hay alguna evidencia científica de esto?

Desde mi formación, puedo dar cuenta de que la forma ovoide genera una circulación natural que hace que el vino se vaya batiendo lentamente en su interior, de esta forma evoluciona sin elementos mecánicos. Otra cosa importante es el hormigón, que es poroso al igual que la madera. Esta porosidad hace que tenga una gran capacidad de guardado, que el vino dure más tiempo, así como su color y su sabor, sin ser opacado por el de la madera.

Si uno tiene uvas muy buenas y quiere mostrarlas, seguramente prefiera madurarlas en huevo de hormigón para que los vinos salgan más frescos, frutados y más rápido, sin gusto a madera.

Conocé los secretos de esta tendencia de vinos biodinámicos

Más allá de esta nueva invención, existen otros emprendimientos buscan destacarse con ofertas originales para los turistas que llegan a Mendoza. Ejemplos de esto son la bodega Vistalba, que invita a hacer un divertido juego de blending para aprender más sobre el vino, o la firma Bombal y Aldado, que produce botellas con etiquetas personalizadas para sus clientes.

Descubrí todo sobre esta nueva experiencia de la mano de El Gourmet y Recertadas.