Cuando el vino es un condimento

Muchos platos llevan vino en su preparación, desde los emblemáticos como el pollo o la carne estofada con vino tinto y champiñones; hasta ciertas vinagretas.

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Muchos platos llevan vino en su preparación, desde los emblemáticos como el pollo o la carne estofada con vino tinto y champiñones; hasta ciertas vinagretas.


El vino aporta sabores, intensidad y aromas.
En las recetas calientes, eso sí, debe añadirse en el momento justo y en cantidades que varían según la fórmula ya que en la cocción el alcohol se evapora.
El risotto es uno de los ejemplos en los que el vino es absolutamente necesario, en general se usa vino blanco, pero en ciertos risotti de varios tipos de hongos, o de pato, le va muy bien un Pinot Noir con el que se acompañará también la comida.



Unas cucharadas de vino añadían los inmigrantes italianos en su sopa. Queda especialmente bien en las de pescado, como la bouillabaise, donde el vino blanco depara aromas frutales y acidez.
En ciertos guisos criollos del norte de Argentina como el locro, carbonada o guisos de chivito, el varietal blanco Torrontes levanta sus sabores.
La Vinagreta con vino rosado reemplazando al vinagre, oliva y hierbas resulta perfecta para ensaladas, especialmente si entre los ingredientes figuran langostinos o camarones.
En cuanto a los postres, es protagonista un vino de cosecha tardía o un espumante para elaborar Sabayón, esta dulzura histórica.

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