Cuando se encara la aparentemente sencilla tarea de preparar una tortilla de papas, las distintas versiones salen a la luz: con o sin cebolla, con más o menos huevos, con sal o con pimienta…
Aquí les dejo algunos
tips que, si no son justos, deberán necesariamente ser arbitrarios:
1. Mezclar
aceite de oliva extra virgen con aceite de girasol. Queda más austera, más ligera.
2. No lavar ni secar las papas. Cortarlas en la
mandolina, bien finas. En cubitos te complican la vida.
3. Fundamental: las
papas no deber freírse, sólo quedar levemente doradas, pálidas y blandas. Lo importante es que estén cocidas al cortarlas con tenedor.
4. Cuando las papas han alcanzado su punto de cocción perfecto, pero no doradas ni hechas puré, se les añade
sal y se mezclan con los huevos batidos.
5. A los
huevos batidos deben añadirse 2 cucharadas de agua. Saldrá más esponjosa. Es un consejo de la cocina molecular -la explicación está demás-.
6. Ponerle
pimienta es, según me explicaron en España, una herejía. Así que hay que evitar este condimento.
Las
tortillas que llevan chorizo colorado, jamón y otros etcéteras son las que en
España se conocen como “camperas”.
La realidad es que las versiones de una
tortilla pueden ser infinitas. En todo caso, como en aquel antiguo refrán, “cada maestrito con su librito”.