Guía para neófitos: Las Dietéticas

El argentino es fashion victim, se pone de moda algo y no le sacás la idea de la cabeza por nada en el mundo. Entre las modas varias del siglo XXI tenemos el yoga, la fotografía digital, la cocina, la ropa de Levi’s, el celular ultratecnológico, tomar vino y pasearse por las dietéticas.

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El argentino es fashion victim, se pone de moda algo y no le sacás la idea de la cabeza por nada en el mundo. Entre las modas varias del siglo XXI tenemos el yoga, la fotografía digital, la cocina, la ropa de Levi’s, el celular ultratecnológico, tomar vino y pasearse por las dietéticas.


Esta última se empezó a dar mucho entre jóvenes, de 20 a 35 (sí, indirectamente quiero creer que todavía soy un joven) y, de a poco, fue desplazando a las señoras grandes que buscaban las hierbas que usaban en ese entonces de su infancia. Ni lentos ni perezosos los comerciantes se dieron cuenta que había que darle una nueva imagen a los productos y las invadieron, cual mosquito Aedes aegypti, con montones de packagings simpáticos ocultando estos productos de antaño dentro.




Pero las dietéticas siguen siendo, hoy en día, lugares de culto satánico a los yuyos mágicos y diferentes tipos de alimentos/comestibles de los que tan solo unos pocos están informados a conciencia (o no). ¿Quién no conoce hoy en día el jugo de arándanos? ¿Vamos a una dietética a comprar uno, dos o cuatro productos y nos sentimos satisfechos? Pueden llegar a existir en stock unos 500 diferentes productos…




Hay dietéticas que se dedican más a frutos secos en general, otras a hierbas, otras a todos los productos de consumo masivo (que sería un mix entre las anteriores) y hay otras pseudo-dietéticas que no son más que distribuidores de productos que conseguís tanto en Coto como en cualquier despensa.




En este post no te voy a hablar de cual es la mejor dietética, hay miles y podés tener una a la vuelta de tu casa (como es mi caso) y es innecesario viajar hasta la otra parte de la Capital Federal o el conourbano bonaerense para comprar un yuyo.




Primero vamos a empezar por lo fácil, eso que encontrás seguro en la mayor parte de las dietéticas, los mal llamados tés. Hago esta aclaración porque sino Mariana Jaroslavsky del blog Momentos de Té me pone en la lista negra, en realidad son infusiones herbales y nada tienen que ver con el té (Camellia sinensis). Hierbas del Oasis es una de las 3 marcas que conozco. Es una forma práctica para consumir algún yuyo aplicado a una problemática específica. Lo bueno: podés dejarlo en el trabajo y hacerte un “tecito” (bueno, una infusión) con el agua caliente del dispenser. Lo malo: ya vienen con la dosis de fábrica y no siempre la mezcla de hierbas es la que uno puede preferir.




Otros productos que son cómodos para consumir porque ya vienen en pastillas o cápsulas, son los de Lafarmen. Me causa mucha gracia la estética ochentosa de las imágenes pero hay que admitir que, tanto esta marca como las demás, nos facilitan mucho la tarea de consumir, por ejemplo, levadura de cerveza, sin la necesidad de saborear el gusto a hongo rancio que tiene la que viene en polvo. La levadura de cerveza es un complejo proteínico importante. También tiene lecitina de soja (ayuda a bajar el colesterol) y cartílago de tiburón (de la cual dudo que sus resultados sean realmente efectivos, nada más cuidá que no se abra la cápsula porque tiene sabor a salsa de pescado china vencida)




Ya si querés hacerte tu propia mezcla de yuyos entonces hay que ir a los que tengan esas bolsitas de cartón con nombres raros. Podés tomarte el la infusión específica que viene en saquito para problemas hepáticos pero una vez que probaste la carqueja te das cuenta de que, o el preparado en saquito es demasiado suave o lo que te preparaste te va a sacar el hígado por la boca. Obviamente antes de consumir cualquier hierba conviene, primero hablar con el médico de cabecera (si es que tenés), segundo googlear las hierbas (suele haber mucha información en internet con las dosis recomendadas y las contra indicaciones) y tercero tener sentido común.




Una lista con yuyos básicos:




Cola de Caballo: Para cualquier trastorno de retención de líquidos, problemas en los riñones o urinarios. Sin embargo, es una de los yuyos que son cuestionados por las posibles contra indicaciones a largo plazo en un gran abanico de situaciones.




Manzanilla: Desinflamante, desintoxicante. De sabor dulce, ideal para después de comer y querer suavizar el trabajo del estómago.




Boldo: Archi-conocido yuyo de sabor, como decir, entre amargo y metálico, bueno para la congestión hepática pero no tanto para las personas que tienen piedras en la vesícula.




Carqueja: De sabor extremadamente amargo es mi preferida al momento de comer como un animal y sentir que mi vesícula empieza a pasarme la factura.




Cardo Mariano: Semillas no tan amargas como la carqueja que ayudan a proteger al hígado. Lo ideal es ponerlas en el fondo del mate y que vayan desprendiendo sus propiedades. Otra es meterlas dentro de la pava y hervir el agua y dejarlas ahí por 2 o 3 días.




Castaña de Indias: Semillas grandes de cáscara marrón y centro beige. No aportan un sabor muy significativo y son buenas para todos los problemas venosos. De hecho las cremas para las várises suelen hacerse con un extracto de este producto.




Melisa: Funciona como un ansiolítico a baja escala, obviamente si necesitás de esta hierba para bajar las palpitaciones o un estado de ansiedad es mejor antes concurrir al médico y, eventualmente, ser derivado a un psicólogo.




Valeriana: Visualmente es muy poco atractiva, de un olor parecido a una media perdida en el fondo del canasto, es muy útil para relajarse y dormir. Cualquier imitación es trucha, la buena, que tiene esa forma a pequeño arbusto de ramas de bonsai seco, dudo que sea legal su venta. En algunos lugares la venden así.




Dejando de lado las infusiones, hay muchas otras cosas importantes, tanto para nuestra salud como para nuestro bolsillo, como por ejemplo, la Malta Torrada. Si tu estómago sufre de gastritis superando el nivel máximo tolerable y te castigás con café a diario, una opción es probar con la malta torrada. Sin cafeína y con un sabor agradable, podés comprar en la dietética malta torrada a un precio 5 veces menor que la instantánea en el supermercado. Sí, por lo que pagás un paquete de 170gr en el supermercado te van a dar casi 800gr de malta torrada en la dietética. ¿La diferencia? La que comprás en la dietética la tenés que colar/filtrar.




Dejando de lado a los muertos por intoxicación con ese Propoleo envenenado en la década de los 90, este producto es mágico si estás con problemas en la garganta. El sabor es similar a un jarabe pero con la intensidad de un ají picante; hay que tener coraje para tomarlo puro, pero es muy bueno.




Las mujeres a las que el tren no se les detiene en la estación climaterio (palabra graciosa cada vez que escucho la publicidad de Pois en la TV) pueden consumir Isoflavona de soja. Este compuesto es muy bueno para intentar darle un equilibrio al desorden hormonal que viene con la menopausia, evitar esos calores repentinos y todo eso que agradezco no me pasa por ser hombre.




En las dietéticas las semillas abundan, y en su mayoría contienen aceite (sésamo, chia, lino, girasol). Lo importante es comprarlas crudas y frescas y molerlas antes de consumirlas. Se suele vender la harina de chia, un producto que no tiene sentido porque sus aceites pierden todas las buenas propiedades al oxidarse después de haberlas molido. Por otro lado hay que tener mucho cuidado ya que el exceso de consumo en semillas puede traer aparejado problemas en los intestinos (para las personas que sufren de divertículos o mal de Crohn) así como puede afectar al apéndice. La chia se puede consumir también en cápsulas (Chia Caps) y es muy buena para bajar el colesterol.




Un párrafo aparte, Stevia. Conozco, gracias a mi amigo Jesús el dueño de la dietética (de donde tomé las fotos), este edulcorante natural hace ya varios años. Al principio se vendía solo en forma de yuyo y algunos lo llamaban la yerba paraguaya. El edulcorante en líquido y en polvo que hacen ahora, se obtiene a través de este yuyo. Tiene un poder endulzante muy alto y tiene un sabor característico. No es un edulcorante para cualquier bebida o comida. De hecho queda bien con el mate, mate cocido o infusión herbal, pero no es muy simpática la combinación con café o té (si sos purista y te gusta el sabor del producto principal). De ahí va en cada uno que pruebe y evalúe para que utilizar este endulzante natural que no tiene ni aspartano, ni ciclamato.




Los frutos secos es un tema aparte. Si querés comprar frutos secos con toda la calidad y frescura, SIEMPRE compralos con cáscara. Una vez que la nuez se rompe empieza el proceso de oxidación, que no es ni más ni menos que el deterioro de sus aceites. Pasa lo mismo con la avellana y la almendra. No es el mismo caso que la castaña de cajú. Con estas hay que tener cuidado y, si es posible, consumir las que vienen tostadas, ya que el producto natural contiene alto contenido de cardol (un aceite que se usa para realizar insecticidas) y, según dicen, a largo plazo provoca esterilidad en el hombre. Al cabo que somos muchos ya.


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