El vino y su música

Acaban de presentarse en Buenos Aires, los vinos Costaflores del americano Mike Barrow, con platos de la cocina  india, elaborados por el chef Nishet Chouey, quien vino especialmente para la ocasión.

Compartir a través de tus redes

Acaban de presentarse en Buenos Aires, los vinos Costaflores del americano Mike Barrow, con platos de la cocina india, elaborados por el chef Nishet Chouey, quien vino especialmente para la ocasión.


En un lugar único, una casa con magia cortazariana, en el barrio porteño de Chacarita, que pronto se abrirá como librería y centro cultural, se unieron vinos, ricos bocados incendiarios y un concierto Malbec Sunset de un extraordinario músico mendocino, Natalio Faingold.

Al vino, el blend tinto, lo conocí el año pasado. Lo seleccioné para los socios del Club del Buen Beber. Por diferente, desde su nombre y etiqueta, por su terruño y por sus creadores. MTB* Mike Tango Bravo Contemporary Wines. La a de Tango esta al revés, una ambigüedad, un juego. Tango pero también tengo. Tengo tango, ese puede ser el objeto del deseo de Mike Barrow, su joven productor, un bohemio americano de Arizona personaje adicto a los deportes extremos y a la salvaje geografía de este sur.

El nombre tiene indudablemente un atractivo. Por algo se exporta a lugares tan remotos como Mumbai. El origen es claro, las uvas orgánicas provienen de un viñedo, único, un Single Vineyard de características peculiares en Perdriel, privilegiado terroir en Lujan de Cuyo, Mendoza. Costaflores, la finca de dónde nacen esta cuidadas uvas orgánicas, está localizada al este de la pre cordillera de los Andes En este caso dos variedades, Malbec y Petit Verdot, son cómplices de un tinto bravo, joven y brioso. Una buena fórmula que elude los lugares comunes. Un tinto fácil, directo, bebible. Brioso y joven como un tango contemporáneo.

El blanco, un Torrontes también diferente, con uvas de Rivadavia fue el otro vino que no conocía, una compañía perfecta, menos exuberante que los Torrontes de los Valles Calchaquies, para las fogaratosas brochettes especiadas, con todos lo perfumes que el cocinero de Delhi trajo de su tierra. Con la comida se acentuó ese carácter en los dos vinos: “bebibles”, la famosa cualidad tan mentada por los sajones, la drinkability.

Mike, entusiasta. presento a su compañero de aventuras, el músico Faingold, con él recorrieron desde Norteamérica, pueblos y ciudades latinas hasta llegar a Mendoza. Mike hacia probar sus vinos, Faingold acompañaba las catas con su música.

En esta ocasión, una percusión especial, con infinitos sonidos acompañó al pianista, músico genial que me hizo pensar en Keith Jarret, pero también en Ravel. El vino es, indudablemente, un disparador de emociones. Vi un crepúsculo color Malbec.

Compartir a través de tus redes

Mas tiempo para hacer lo que quieras

¿No quieres pasar demasiado tiempo cocinando? Descubre nuestros platos de 30 minutos o menos
Descubrir recetas rápidas