El Spirit del universo

Whisky escocés hay uno solo, y es el alcohol más vendido en todo el mundo. Pese a que todo empezó en Irlanda, en el siglo VI donde los monjes (como siempre), aportaron todos sus conocimientos sobre destilación, aprendido de los árabes. Hacia el siglo XII aplicaron su sabiduría a los cereales, transformando el exceso de cebada en aguardiente.

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Whisky escocés hay uno solo, y es el alcohol más vendido en todo el mundo. Pese a que todo empezó en Irlanda, en el siglo VI donde los monjes (como siempre), aportaron todos sus conocimientos sobre destilación, aprendido de los árabes. Hacia el siglo XII aplicaron su sabiduría a los cereales, transformando el exceso de cebada en aguardiente.


El mito o la historia afirman que el proceso es aun más antiguo y fue inventado por los primitivos celtas quienes llamaron a sus alcoholes uisge beath: el agua de la vida.
¿Por qué el whisky escocés es único, inimitable e irremplazable? Es un proceso parecido al de los grandes vinos, en el que los misterios de la tierra y el clima transmiten sus inefables virtudes.

En el caso del whisky es algo más que la cebada, el agua de los arroyos escoceses, el aire, la turba. Si el scotch es lo que es, se debe especialmente a las sutilezas del blend, la mezcla de varios whiskies de malta y de otros cereales, de regiones diferentes, Todos los componentes son escoceses y el más importante es el whisky de malta, elemento de base irremplazable.

Para reproducir sus scotchs los fabricantes recurren a procedimientos que parecen más inspirados en la magia que en la ciencia. Hasta la forma del alambique influye en el resultado final.

El roble aporta la contribución final al whisky, que mejora notablemente con la edad. Pruebe uno de 5 años o uno de 18, verá las diferencias. Como mínimo cualquier scotch debe ser añejado tres años. El origen de la barrica –se utilizan en muchos casos lo que sirvieron para guardar Jerez y oporto- también influyen en el alma del Spirit.

Quienes practican las mezclas (blend) son los grandes artistas del whisky. Es fascinante verlos trabajar, más confiados en los aromas que en el gusto.
Las mezclas dan una gama infinita de whiskies y, en general, se basan en una composición de 60% de whisky de malta y 40% de otros cereales, pero las proporciones pueden cambiar. Es normal que 50 whiskies diferentes entren en la composición del scotch nuestro de cada día.

La tendencia en el mundo de los alcoholes transita dos caminos: por un lado ganar a un publico joven, e instalar o reinstalar el scotch en las disco o en las fiestas, como tragos fáciles, mezclándolos, por ejemplo con agua tónica o jugos de frutas, uno de los caminos que también intentan los productores de Cognac. Por otro lado están apareciendo whiskies secretos de pequeñas destilerías, los famosos Single Malts, whiskies de malta como los que se pueden encontrar en las sofisticadas barras porteñas, en lo bares de los cinco estrellas de Buenos Aires, destinados a un público de conocedores. El mismo sector al que se destinan los vinos de alta gama.

Estos Hidden Malts son tesoros ocultos de características especiales, en donde cuenta, como en los vinos las particularidades del terroir


Momentos ideales de consumo para estos whiskies: no solo para ser disfrutado a la hora azul en las barras del mundo o un atardecer de invierno junto al fuego Perfecto como broche de una comida opípara. Y le va a la noche, la intimidad y los encuentros. Jazz o Glenn Gould tocando Bach como un loco, de fondo.

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